Este jueves se vivieron momentos de máxima tensión en la frontera de los estados de Puebla y Veracruz, luego de los enfrentamientos entre militares y presuntos ladrones de combustible, conocidos en la vecina entidad como “huachicoleros”.
Los “chupaductos” cerraron la autopista Puebla-Orizaba a la altura del kilómetro 185, antes de llegar a Tecamachalco, donde además quemaron vehículos y llantas, para exigir la salida de las fuerzas castrenses de la zona, alegando que habían desaparecido a habitantes de la comunidad de Palmarito, donde al parecer se asientan estos grupos delincuenciales.
No es un tema menor, pues en los reportes sobre el saldo de los enfrentamientos, se mencionan más bajas entre los militares que entre los criminales, que además, de manera miserable, usaron a mujeres y niños como escudo humano.
Se trata de un problema de gran gravedad que atañe no solamente al estado de Puebla, sino también al de Veracruz, pues estas bandas se mueven entre ambas entidades y en las dos se roban el combustible de los ductos de Pemex que están instalados en esa franja territorial.
Para tomar realmente en serio la amenaza que esto representa. Ojalá que las autoridades de ambos estados y la federal coordinen esfuerzos y den una respuesta ejemplar a estos grupos delincuenciales, antes de que la frontera de Puebla y Veracruz se vuelva, como otras regiones, tierra de nadie.