Algo anda mal en la Secretaría de Salud, en donde no le están informando bien las cosas al Gobernador. Porque si Miguel Ángel Yunes Linares hubiese tenido la información exacta sobre las fallas en la construcción de la entonces Torre Pediátrica, el mandatario estatal no se hubiese arriesgado a remodelar el edificio y apresurarse a poner en funcionamiento ese nosocomio infantil. Era urgente una auditoría técnica más detallada.
Pero tuvo que hacer su parte las fuertes rachas del pasado frente frío para que quedaran al descubierto las graves anomalías en parte de la fachada.
Cabe recordar que la inversión inicial de la obra fue de 130 millones de pesos, presupuesto que se amplió con 65 millones de pesos más, y luego le metieron más y más lana. Se convirtió en un barril sin fondo. En 2012 el director de la Comisión Constructora de Espacios de Salud (COESA), Pedro Medina Martínez, dijo que en 2014 esta obra sería finalizada. Pero pasó el tiempo y dicho hospital quedó como elefante blanco, como un monumento a la corrupción.
Pero los problemas fueron de origen. De entrada, COESA fue creada de manera ilegal.
COESA era un ente autónomo que indebidamente hacía las funciones de construcción y mantenimiento de infraestructura.
El titular de COESA durante la mayor parte del sexenio de Javier Duarte fue Pedro Medina Martínez, un joven desorganizado y sin ninguna experiencia, además de afecto a las bebidas espirituosas y extremadamente ludópata.
Él era prácticamente un empleado de Ricardo Sandoval, otrora director de Administración de la Secretaría de Salud.
Tenía tal desorden Medina Martínez, que perdió varios vehículos de su dependencia. Los “extravió” en la calle y nunca fueron recuperados.
Era tan inexperto Medina Martínez que no se preocupó de que hubiera una entrega-recepción del Gobierno de Fidel Herrera Beltrán. Y por ende se “comió” todas las irregularidades de la administración anterior a la de Javier Duarte de Ochoa.
Juan Antonio Nemi Dib, una vez nombrado como titular de la Secretaría de Salud, mostró a Javier Duarte el cúmulo de irregularidades de COESA, y argumentó sobre lo insostenible que era ese organismo. Por ende, JDO emitió un decreto desapareciendo COESA.
Precisamente cuando empezó el proceso de entrega-recepción de COESA, fue cuando fue cesado Juan Antonio Nemi. Toño y su gente, apenas lograron recabar un 30 por ciento de los expedientes.
El cúmulo de irregularidades era realmente escandaloso: Las obras sin contratos, sin permisos, sin concursos…
Las irregularidades eran superiores a los 3 mil millones de pesos, adicionales al “boquete” de Sesver. Todo ello –nos aseguran—como resultado de las complicidades de Ricardo Sandoval y Pedro Medina, a ninguno de los cuales han llamado a cuentas. Y a este último, ni siquiera lo han mencionado en las auditorías.
En el caso del hospital de Pediatría, le dieron la obra al empresario Guty Morando, y según nuestras fuentes, asignaron la construcción sin concurso, sin licitación. Nos afirmaron que no hubo proyecto arquitectónico. “La fueron haciendo al chingadazo… muy mal hecha… sin cumplir las mínimas normas sanitarias”, refiere nuestro informante quien añade: “Así están las obras que ellos (Sandoval y Pedro Medina) realizaron: Nautla, Orizaba, Papantla, Perote, etc…”
No obstante, nos dicen que gracias al vínculo familiar con los Chedraui (amigos de Miyuli), el mismo manto protector que cubre al ex secretario de Salud, Fernando Benítez Obeso, es el mismo manto que protege a Sandoval.
“Sandoval se siente tranquilo porque sabe que hay la determinación de proteger a Benítez Obeso a toda costa”, señala el testigo de los hechos.
“El hospital de Pediatría no tiene licencia de construcción, ni permiso de suelo, ni factibilidad de agua y drenaje”, reitera el de la voz, quien sentencia de nuevo: “Lo hicieron al chingadazo”.