Felipe Ehrenberg (1943- 2017) fue un artista polifacético, iconoclasta y anti-establishment, cuyo corpus plástico es subyugante, de avanzada, crítico e irreverente.
Un creador sin límites, o como el mismo se definía “neólogo”, palabra que, decía, significa: “Un activista de la cultura, concebido como alguien que influye determinantemente en su desarrollo, sin verse restringido por restricciones previamente establecidas”.
Este artista que lo mismo navegó por los mares de la plástica o la edición de libros, o pulsaba la pluma para escribir crónicas, era profesor o diplomático, actor e incluso político y candidato del PSUM a una diputación u organizador y viaj ante incansable, ayer partió a un periplo diferente al morir ayer, a los 74 años, en su casa de Cuernavaca, Morelos, a causa de un infarto.
La secretaria Cultura federal, María Cristina García Cepeda, escribió en su cuenta de Twitter: “Lamento el deceso de Felipe Ehrenberg, destacado artista plástico y promotor cultural. Mi pésame a sus familiares y a la comunidad artística”.
INICIO. Nacido en Tlacopac, un barrio de la Ciudad de México, Felipe Ehrenberg fue un aventurero que recorrió con gran lucidez y talento esos mares de la investigación en los medios visuales no ortodoxos, como arte correo Inuiil art), media art, performance instalaciones y, sobre todo, tuvo un gran reconocimiento internacional como precursor en ediciones de artistas y libros de artista.
Sus inicios en el arte fueron como editor, pero después incursionó en el arte visual y gráfico y algunos de sus maestros fueron José Chávez Morado, Feliciano Béjar y Mathias Goeritz.
A los 17 años, durante 1960, participó en la exposición colectiva ¿sería su primerade la Galería de la Paz.
De ahí para adelante siguió exponiendo y en 1968 representó a México en el Salón Codex de Pintura Latinoamericana de Buenos Aires, donde ganó el Premio Femirama de pintura.
Después seguirían muchos más reconocimientos en su carrera.
Ese año de 1968, crucial para la vida social, política y cultural de México, Felipe Ehrenberg decidió autoexiliarse en Inglaterra.
De ese tiempo habló en una entrevista publicada en el diario La Nación de Costa Rica en 2013: “Me dedico al arte a partir de los 17 años.
No me propuse nada cuando empecé: simplemente sabía que tenía que dedicarme a esto, y sanseacabó”.
Ese año, cuenta Felipe Eherenberg al periodista Joaquín R.
del Paso, que fundó con Marta Hellion y Davis Mayor, la editorial Beau Geste Press, dedicada a producir libros de artista bajo coordenadas de autogestión y trabajo colectivo.
Año antes, en México, Felipe había sido maestro de artes plásticas en la Universidad Veracruzana.
Fundó y dirigió el departamento de Artes Plásticas del Instituto Veracruzano de Cultura.
Y en Brasil tuvo el cargo de Agregado Cultural en la Embajada de México, y fue director de Relaciones Internacionales de Televisión América Latina (Canal TAL).
De esos trabajos, le cuenta al periodista costarricense: “Fui despedido de todos, a excepción de mi trabajo en TAL”.
Dentro de estas cosas características del artista, está su postulación, en 1982 por el Partido Socialista Unificado de México a una diputación federal.
Algo interesante era su lema: Vote bigote.
OBRA. Felipe Ehrenberg consideraba que las galerías eran las calles de la ciudad y su público, los traseúntes. Por esta visión, su vida creadora estuvo alejada de los circuitos comerciales, de esas famosas galerías y de las muy renombradas y no tanto, ferias de arte.
Prefería los caminos alternativos, el arte, como hoy se dice, independiente, o los espacios poco relumbrantes, pero llenos de gente común, ésa que gusta de lo que ponen enfrente sin la altivez que da la pedantería de los cultos.
No obstante, Felipe Ehrenberg tuvo una gran muestra retrospectiva: Manchuria (visión periférica) en el Museo de Arte Moderno de México en 2008.
Fue la primera que se le hizo.
Después se exhibió en algunos muesos del interior del país y finalmente en el Museum of Latín American Art de Los Angeles en el 2010.
El curador de la muestra fue el joven artista mexicano Fernando Llanos, escribe Joaquín R. en La Nación.
En 1975 recibió la beca de la Guggenheim Memorial Foundation con su investigación sobre la dualidad de la cultura latinoamericana.
En esa década de los setenta mostró su asimilación de las expresiones plásticas no clásicas y realizó performances, y trabajos de arte conceptual.
Para 1979, Felipe Ehrenberg fundó H20, colectivo en el que participaban 2 5 instructores de arte que repensaron los modelos de edición independiente y la realización de talleres de muralismo.
Durante 10 años, ese grupo dirigió la creación de más de 500 pequeñas comunidades y grupos de comunicación, que realizaron cerca de mil 100 murales colectivos a lo largo de todo México.
A raíz del terremoto de 1985, el artista se involucró en la protección y reconstrucción del legendario barrio de Tepito contra la especulación inmobiliaria.
En otra entrevista, ahora el 9 de abril de 2015, para El País de España, Felipe Herenberg recordó que el arte siempre fue sólo una excusa.
“Mi vida entera fue trabajar bajo un preconcepto tal vez falso.
Siempre pensé que el arte servía para dialogar con tu prójimo más cercano: tu mamá, tus primos, tus amigos de la escuela, tus vecinos, la persona que te arregla el auto, la que te lo vende, tu vecino inmediato.. tal vez no sea así, tal vez me equivoqué.
Lo veo como una excusa para compartir tus pensamientos sobre lo que está sucediendo”.
Y también en esa entrevista dijo que “como buen neólogo, lo nuevo es lo que no planifico, no conozco el futuro.
Primero empecé a socializar el conocimiento de la autopublicación, que los artistas se publicaran a ellos mismos para poder contactar de inmediato con su prójimo y no tener que pasar por editoriales y galerías”.