EL ESTADO DEMOCRÁTICO DE DERECHO, OBLIGA A TODOS, A LA CIVILIDAD EL PRÓXIMO CUATRO DE JUNIO.

Si bien se reconoce al filósofo griego “Herodoto de Halicarnaso”como el padre de la Historia, definida como “”La Ciencia que estudia y sistematiza los hechos más importantes y trascendentales del pasado humano”; sobreentendiendo que la humanidad ha sido partícipe de la evolución social, mediante la construcción de variadas formas de convivencia hasta llegar al estado moderno y sus diversas formas de gobierno; a saber: Repúblicas; Monarquías- Parlamentarias o Constitucionales; Monarquías Híbridas; o Monarquías Absolutas; y Dictaduras. Una República puede ser presidencialista, presidencialista-parlamentaria, semipresidencialista, parlamentaria o unipartidista.
También existen gobiernos “totalitarios”, constituidos por Dictaduras, donde la voluntad del Jefe Político, se impone sobre las voluntades de los gobernados. Contra esas dictaduras, hoy los mexicanos patriotas y bien nacidos, promueven la construcción y defensa del Estado Democrático de Derecho, con un claro sustento en el conjunto de disposiciones articuladas por la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos; donde se definen los derechos humanos universales; el concepto de soberanía popular; con un gobierno republicano, representativo y federal. La composición de la República, se da desde la firma del Pacto Federal, cuando México alcanzó su independencia de la monarquía española.
Por lo extenso del territorio mexicano y por la composición pluricultural de los habitantes de las distintas regiones que lo integran, la Constitución establece otra división territorial y administrativa, formada por los dos mil cuatrocientos cuarenta y seis municipios de las treinta y dos Entidades Federativas, que se rigen por Autoridades Locales, facultadas expresamente para ejercer una autonomía económica y una relación política en el plano de coordinación con los gobiernos de los Estados y de la Federación.
Cada proceso electoral que se realiza para elegir a las autoridades de los tres ordenes de gobierno, pone a prueba la madurez cívica de los mexicanos, para participar en las contiendas electorales, sujetándose a la legislación que para el caso, deben aplicar las autoridades electorales. Hay que reconocer, que existe un gran avance en la conformación de esas estructuras, que por una parte organizan, dirigen y resuelven los distintos procesos de elección, cuyas inconformidades y quejas (Cuando no se concilian), llegan a ser resueltas por autoridades jurisdiccionales, que tienen competencia exclusiva para sentenciar en definitiva todas las controversias que se susciten.
Entre los pendientes existentes para democratizar a los órganos y autoridades en materia electoral, aparece una intromisión antidemocrática de los Partidos Políticos, para influir e imponer “personajes a modo”, que ocupan cargos públicos destinados a miembros de la sociedad civil, que garantizarían la neutralidad e imparcialidad que debe existir en cada elección. De nada valen los candados impuestos para evitar esa manipulación partidaria, mientras desde la cúpula del Poder Legislativo y Judicial de la Federación, con la tolerancia del depositario del Poder Ejecutivo Federal, se entreguen las llaves de esos candados a los líderes nacionales de los partidos políticos registrados, a cambio de pactos y concertacesiones que atentan contra la Democracia.
De la participación ciudadana y de la aplicación de la Ley, dependerá llevar a buen fin, los procesos electorales que concluyen con la jornada del próximo cuatro de junio; en donde lo ideal sería, que los conflictos post electorales que surjan, se resuelvan ante las autoridades del ramo; sin que se acuda a medidas de presión, que siempre son aprovechadas por anarquistas que solo buscan subvertir la tranquilidad y la paz pública, a través del vandalismo que daña a terceros, dejándolos en completo estado de indefensión, y al mismo tiempo anulando la protesta o manifestación para exigir el cumplimiento de la Democracia.