De acuerdo con estudios realizados por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), el gas natural es el energético menos contaminante, por lo que se recomienda su utilización sobre otros combustibles fósiles para reducir las emisiones de gases a la atmósfera y evitar el cambio climático.
En ese sentido también se pronuncia The United States Enviromental Protection Agency (La Agencia Protectora del Medio Ambiente de Estados Unidos), que explica que el consumo de gas natural ha aumentado en Norteamérica durante los últimos veinte años, en promedio en un 1.6 por ciento anual.
Esto representa una tendencia de crecimiento del gas natural importante, ya que por sus ventajas comparativas se utiliza cada vez más, siendo preferible su consumo a de otros combustibles fósiles, ya que emite menos dióxido de carbono a la atmósfera.
Es importante recordar que el gas LP es más pesado que el aire, por lo que tiende a irse al subsuelo y su riesgo de explosión es mayor; en caso de fuga, el gas natural se dispersa rápidamente, mientras que el LP se evapora formando una nube de vapor explosiva.
En ambos casos, se recomienda su distribución a través de ductos, ya que las pipas y el transporte en cilindros por la ciudad, representan riesgos mayores para la población.