RACIONALIDAD EN EL GASTO DE LAS CAMPAÑAS POLÍTICAS

Igual que la temperatura ambiental, la temperatura política también ha subido, alterando los procesos electorales de Nayarit, Coahuila, Estado de México y Veracruz. Tan solo en el Estado de México, los principales candidatos del PRI, PAN, PRD y MORENA, anuncian que han invertido en sus campañas, aproximadamente doscientos cinco millones de pesos, que tendrán que justificar y acreditar ante el Organismo Público Electoral del Edomex.
A Del Mazo le acreditan un gasto electoral hasta el día de hoy aproximado a los sesenta y seis millones de pesos; a Chepina Vázquez, le acreditan un aproximado a los sesenta y cinco millones de pesos de gastos en su campaña; Juan Zepeda, lleva gastados, aproximadamente cuarenta y un millones de pesos; y a Delfina Gómez, le atribuyen un gasto de treinta y dos millones de pesos aproximadamente.
Dicen que las comparaciones “son odiosas”; pero vale la pena comparar los registros de gastos que en conjunto, cuatro de los diez candidatos más aventajados del Estado de México han invertido, faltando ocho días para que concluyan los tiempos de hacer campaña, y los doscientos cinco millones de pesos gastados por esos cuatro candidatos, “ Comparados” con los gastos de campaña de los candidatos a gobernador del estado de Veracruz, registran una gran diferencia, pues en Veracruz, se dice que el candidato que quiera llegar a la silla más importante del palacio de gobierno de Xalapa, tendrá que invertir de los quinientos a los mil millones de pesos.
Suponiendo que en los ocho días que restan a la campaña del Edomex, esos cuatro principales candidatos inviertan otra suma de dinero igual a la que han declarado, resultaría que la campaña para gobernador del Estado de México en donde viven más de dieciséis millones de habitantes, a cada candidato le costaría, por mucho ciento treinta millones de pesos, y en conjunto los cuatro principales candidatos, gastarían la cantidad de cuatrocientos diez millones de pesos. Nada que ver esas cifras, en comparación con los tres mil quinientos a cuatro mil millones de pesos, que se gastan en la elección de gobernador, entre los tres o cuatro principales aspirantes a la silla embrujada del palacio de gobierno.
Y si comparamos el número de habitantes que tiene Veracruz, según registros del INEGI, con un total de ocho millones ciento doce mil habitantes (la mitad de los habitantes del Edomex) con doscientos doce municipios desde Pánuco, hasta las Choapas, contra ciento veinticinco municipios del Edomex, que circundan a la ciudad de México; se puede llegar a la conclusión de que las cifras autorizadas por el Organismo Electoral encargado de la elección de gobernador del estado, han sido totalmente incongruentes, desproporcionadas y dispendiosas, por lo que para el próximo año en la elección de gobernador (de seis años), tendrá que ajustarse el tope de campaña, reduciéndolo a la cantidad necesaria para recorrer los doscientos doce municipios de la entidad, solicitar el voto ciudadano, “sin comprarlo y sin coacción alguna”, para que los veracruzanos ejerzan verdaderamente, el sufragio universal, libre, secreto y directo.
Las prerrogativas que se otorgan a los partidos políticos, surgieron para evitar que el “dinero sucio, manchado de sangre”, aportado por los jefes del crimen organizado o gobernantes mafiosos a las campañas políticas, impusieran a políticos (también mafiosos) que pagaran favores a sus patrocinadores, una vez que han llegado a los puestos públicos bajo ese tipo de patrocinio. Pero esas prerrogativas que se entregan a los partidos políticos, incluyen el gasto ordinario del mantenimiento y promoción del partido; y de acuerdo al calendario electoral, en época de contiendas políticas, las campañas tienen que patrocinarse con el dinero de las prerrogativas.
Vale la pena tener bien claro, que de los impuestos que pagamos todos los mexicanos, proviene el dinero de las prerrogativas que se entregan a todos los partidos políticos con registro; y por ello todo ciudadano está legitimado para exigir cuentas claras y racionalidad en el gasto.