ELECCIÓN PRESIDENCIAL DE 2018. NADA NUEVO BAJO EL SOL.

En tanto la política en México sigue a la baja; puesto que no hay proceso electoral que escape a las acusaciones de fraude, acompañado de guerra sucia; de grandes sumas de dinero ilícito, sea porque venga de las arcas del gobierno o del narcotráfico y crimen organizado; pero la compra de voluntades sigue siendo el principal distintivo de toda elección. Atrás ha quedado el mandato constitucional de garantizar elecciones democráticas, mediante el ejercicio del sufragio universal, libre, secreto y directo. Todos los partidos políticos han resultado iguales en cuanto a sucumbir a cualquier forma de corrupción; y por ende, son minorías de la sociedad, las que acuden al llamado de los partidos políticos y de sus candidatos, para acuerparlos injustificablemente.
En las etapas recientes que registra la historia de nuestro país, por una indiferencia ciudadana que desprecia a los procesos electorales; la preocupación de los gobernantes en turno, los lleva a la invención de nuevas formas de participación ciudadana (forzada, comprada o amenazada), para mantener la simulación que permita la continuidad del calendario político ininterrumpido bajo el control gubernamental, desde 1910 en que la obligada salida del General Porfirio Díaz de la presidencia de la república y la llegada de su sucesor don Francisco Ignacio Madero, encendió la chispa del movimiento armado identificado como la Revolución Mexicana.
Lo extenso del territorio nacional, permitió que durante la Revolución Mexicana, surgieran grupos guerrilleros; subversivos o incipientes ejércitos que participaron en la lucha armada para tomar el poder; enarbolando la lucha campesina; la reivindicación obrera o los derechos de libertad, igualdad y justicia de la sociedad civil en general; pero todos los sectores sociales se involucraron en la lucha armada, para conquistar el dominio sobre los demás y la construcción de un nuevo modelo de gobierno y participación política. En 1917, sin que todavía se lograra la pacificación, se suscribieron acuerdos que permitieron la discusión y aprobación de la Constitución Política y Social de 1917; pero fue hasta 1929, cuando a convocatoria del General Plutarco Elías Calles, comienza la institucionalidad de la Revolución Mexicana, mediante acuerdos celebrados entre los jefes políticos más relevantes; y de ahí en adelante, la construcción y fortalecimiento de las instituciones democráticas gubernamentales.
Ochenta y siete años han pasado desde la operación política instrumentada por el General Calles y por la falta de innovación en las ideas políticas; y también por la falta de modernización en los procesos políticos, es que la sociedad de hoy, ha llegado al hartazgo. De nada sirve que en los pasados procesos electorales que culminaron el cuatro de junio, se hayan registrado y participado con candidatos hasta diez partidos políticos, más los independientes, quienes sin mayores requisitos o condiciones de participación, dejaron mucho que desear y entre todos, no pudieron llevar a las urnas electorales, ni al cincuenta por ciento de los ciudadanos inscritos en el padrón electoral.
El año próximo, la elección para presidente de la república, no trae ningún “proyecto futurista”; y desde ahora, los primeros escarceos entre los principales actores políticos nacionales, ya comenzaron, con una andanada de “dimes y diretes”, ambiciones desbordadas por los aspirantes y suspirantes a las candidaturas; y una descalificación sin medida, para todos los participantes, de parte de sus contendientes. Calumnia, que algo queda; a ver cuantos caen, con el mismo señuelo con el que derrotaron a Josefina Vázquez Mota en el Edomex; puesto que la trajeron de bajada con el cuento de las indagatorias en contra de ella misma y familiares cercanos, por haber realizado operaciones ilícitas, con dinero de origen oscuro o no identificable; y faltando unos días para cerrar campaña, le expiden las constancias de inexistencia de tales indagatorias; cuando ya nadie, podía aclarar la limpieza curricular de la señora Vázquez Mota y familia. Lo mismo ocurrirá en unos meses más, contra cualquier candidato o candidata presidencial de 2018.
La actividad política para la elección presidencial de 2018, ha comenzado, en algunos sectores y partidos, con la indiferencia; con la marginación; el repudio; la burla; la muerte; el exilio; el encarcelamiento; el desdén y otras causas más que las mentes malévolas determinen. Cortinas de humo para ocultar actividades políticas adelantadas, también se darán; noticias falsas y calumniosas, correrán en contra de precandidatos y partidos; y serán finalmente quienes tengan la piel más dura y cuenten con el equipo de mayor experiencia en la guerra sucia, los que llegarán a febrero del próximo año, a registrar sus plataformas políticas y candidaturas, para apostar a ganar la elección presidencial de 2018.