PEÑA: SUCESIÓN EN MARCHA

En los corrillos políticos de la Ciudad de México comentan que a finales de mayo, un par de semanas antes de las elecciones locales en Veracruz, Nayarit, Coahuila y el Estado de México, hubo una cena de altos vuelos en la que participaron, entre otros, dos figuras políticas de primer nivel –una de ellas vinculada a Los Pinos– y cuatro capitanes de empresa, en la que se habló sobre la sucesión presidencial del 2018. Según se cuenta, en los postres, uno de los comensales le habría dicho con franqueza al de Presidencia: “Yo jamás votaría por el PRI… a menos que el candidato fuera José Narro”, definición que respaldó otro más en la mesa. El funcionario tomó nota del comentario y de las reacciones suscitadas. La posible candidatura del secretario de Salud parece ir tomando forma. Tan es así que ha trascendido que al exrector de la UNAM lo han visitado personajes que promueven un gobierno de coalición, como el exdirigente priista Manlio Fabio Beltrones; el excandidato presidencial del PAN, Diego Fernández de Cevallos, y hasta un representante de “Los Chuchos”, del PRD.
Y, por si quedara alguna duda sobre su interés en dicha candidatura, Narro desayunó recientemente en Querétaro con un representativo grupo de empresarios, varios de los cuales fueron invitados también el mismo día a una cena con la panista Margarita Zavala en el rancho “Las Trancas”, municipio de Huimilpan, de la que los capitanes de empresa salieron con mal sabor de boca ya que sintieron que los bolsearon porque el costo del cubierto fue de 20 mil pesos.
A mediados de esta semana, en el noticiero matutino de Televisa que conduce el periodista Carlos Loret de Mola, el expresidente Vicente Fox destapó a Narro como la mejor carta del PRI para el 2018, aunque también mencionó al exsecretario de Hacienda y actual canciller Luis Videgaray, cabeza del poderoso grupo político que impuso a Enrique Ochoa Reza en la presidencia del CEN del PRI y que pretende conducir la próxima campaña presidencial, la cual será reforzada obviamente en las principales entidades del país con los candidatos priistas a las gubernaturas, entre ellas la de Veracruz, estado con el cuarto padrón electoral nacional, después del Edomex –donde el peñismo acaba de retener el gobierno estatal con una costosa operación electoral–, la Ciudad de México y Jalisco, entidades en las que la contienda del partido tricolor será principalmente contra MORENA u otro posible bloque de izquierda.
Por eso, después de retener en la elección del 4 de junio los estados de México y Coahuila, el presidente Peña y su grupo intentarán imponer candidato presidencial, cuyo destape podría darse antes o después de la Asamblea Nacional del PRI programada para la primera quincena de agosto próximo. Y, en ese esquema sucesorio, será fundamental para la camarilla de Los Pinos rescatar para el priismo entidades como Veracruz, donde a pesar del descrédito partidista por la desastrosa administración del exgobernador Javier Duarte de Ochoa, en los recientes comicios municipales logró ganar en alianza con el PVEM cerca de 50 alcaldías y alcanzar un piso electoral de más de 700 mil votos.
Sin embargo, aparte del crecido lopezobradorismo que entre los 17 municipios que ganó gobernará grandes centros urbanos como Xalapa, Coatzacoalcos, Minatitlán y Poza Rica, el PRI en Veracruz tendrá que enfrentar también el enfermizo nepotismo del gobernador Miguel Ángel Yunes Linares, quien luego de su imponer a su hijo Fernando Yunes Márquez en la alcaldía del puerto de Veracruz con una votación histórica de más de cien mil sufragios, en 2018 pretenderá heredar la gubernatura a su primogénito, el actual alcalde de Boca del Río.
¿Por eso será que hace una semana la Procuraduría General de la República decidió atraer las carpetas de investigación sobre las denuncias que por presunto enriquecimiento ilícito presentaron desde 2015 diputados federales y locales del PRI, así como el propio exgobernador Javier Duarte en contra de Yunes Linares y su hijo que aspira a sucederlo?
Y es que, por lo que se ve, en 2018 el PRI defenderá con todo la Presidencia de la República, tal como la diputada federal Carolina Viggiano –una hidalguense muy cercana al secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong– se los advirtió recientemente a los panistas en la sesión de la Comisión Permanente por la impugnación que presentaron para anular las elecciones de gobernador en Coahuila, donde gobierna su esposo Rubén Moreira.
“Ya tendremos tiempo de ajustar cuentas”, les dijo Viggiano a sus camaradas de Acción Nacional, a los que criticó que hoy se pongan “en plan de lopezobradoristas” cuando en las polémicas elecciones de 2006 los priistas apoyaron a su correligionario Felipe Calderón para que tomara posesión como Presidente.
¿Habrá abordado en privado Osorio Chong con Yunes Linares el tema de la Procuraduría General de la República en la visita que el titular de la SEGOB hizo este miércoles a Boca del Río, donde el pretexto del operador político del presidente Peña Nieto fue venir a instalar una mesa de trabajo para definir acciones contra la violencia de género en Veracruz? Ya se sabrá el próximo año si la PGR le da o no carpetazo a los expedientes de los Yunes del PAN que, en las recientes elecciones municipales, fueron aliados efectivos
para contener el crecimiento del lopezobradorismo en la entidad, cuyo partido era favorecido inicialmente por las preferencias electorales para ganar más de 70 alcaldías, de las cuales sólo pudo obtener 17.