En dos meses más, precisamente en el mes dedicado a homenajear a los patriotas de la Independencia de México, tendremos “descapuchado” al candidato del partido en el gobierno, cuyo líder indiscutible es el inquilino de los Pinos, don Enrique Peña Nieto. Y es al depositario del Poder Ejecutivo Federal, a quien le corresponde “como fiel de la balanza”, influir en forma determinante, para que su partido defina a quien postulará en el año 2018, como candidato a la presidencia de la república.
El propósito final no es elegir al relevo; sino que, el objetivo fundamental es llevar a los Pinos a quien resulte ungido por todas las fuerzas vivas del PRI y por el fiel de la balanza, como se ha dado en llamar también, al señor presidente. Lo delicado del caso, es que se pueda incurrir en una equivocación y que el elegido llegue a perder la elección, como ya sucedió con el licenciado Francisco Labastida Ochoa y después con el licenciado Roberto Madrazo Pintado; pues ambos cuadros probados en la lucha política, tenían todo para ganar y no perder la continuidad en la dirección política del país.
Se dijo entonces, para justificar la primera derrota, que no se procedió a tiempo, a promover la recomposición social y del sistema político que traía consigo vicios de corrupción que permitieron la injerencia sin límites, de “caciques” pueblerinos que tenían sentados sus reales en el medio rural del norte y del sur del país y que el sector campesino del PRI, mantenía una actitud rebelde, por la falta de apoyo con insumos, créditos e instrumentos tecnológicos para la producción agrícola, que salían en cantidades millonarias del presupuesto público y se quedaban en los ranchos de los productores agrícolas allegados a gobernadores y líderes nacionales del sector agrario.
La mayoría de las organizaciones campesinas, decidieron respaldar al candidato del PAN Vicente Fox Quezada y hasta fundaron organizaciones cañeras; productoras de café; de cítricos; de maíz, etc., quienes decidieron en el proceso electoral del año 2000, votar por el PAN. Lo mismo ocurrió con los ganaderos y con el sector popular, donde influyó considerablemente el sindicato magisterial del SNTE a través de su lideresa la profesora Elba Esther Gordillo, quien negoció cuarenta posiciones políticas importantes y tres mil quinientos millones de pesos, según registros de sus opositores, que fueron el pago de su traición al PRI y le sirvieron para la construcción de su partido “Nueva Alianza”.
Seis años después, el PRI derrotado y sin fiel de la balanza, tuvo que cumplir los acuerdos de la “Asociación de Gobernadores del PRI”, quienes decidieron que fuera el propio líder del tricolor, el que rescatara el triunfo de las elecciones presidenciales, donde el principal oponente resultó también ser el candidato del PAN, Felipe de Jesus Calderón Hinojosa. Para entonces muchos miembros del PRI y líderes de los sectores obrero, campesino y popular, ya vestían la camiseta del albiazul y facilitaron aún más que llegara a los Pinos el tristemente célebre Felipe de Jesus Calderón Hinojosa.
Fue el actual presidente de la república Enrique Peña Nieto, quien siendo gobernador del Estado de México propuso la recomposición del sistema político a sus colegas del Partido Revolucionario Institucional, comprometiéndose a solucionar las grandes demandas de los mexicanos, para superar el empobrecimiento de por lo menos la mitad de la población; al mismo tiempo que asumió el compromiso de acabar con la guerra fallida de Calderón contra las drogas; pacificando al país, además de comprometerse al rescate de “los sin nada”, mediante programas asistencialistas y clientelares de combate a la pobreza y del pago de pensiones para adultos mayores.
Con esa nueva visión de México, abanderada por el candidato presidencial Enrique Peña Nieto, a la que se sumaron todos los gobernadores del PRI y los presidentes municipales de ciudades importantes económica y socialmente, el PRI regresa a los Pinos, llevando a un joven político, inteligente y preparado, carismático y agradable al sector femenil nacional, recién casado con una estrella de Televisa; y un marketing político cuyas directrices Peña Nieto cumplió al pie de la letra, derrotando a la candidata del PAN Josefina Vázquez Mota y al candidato del PRD Andrés Manuel López Obrador, hoy por hoy, quien lleva las preferencias para ganar la elección del próximo año, con su propia plataforma política que representa el partido MORENA.
De los compromisos del Presidente Enrique Peña Nieto, todavía subsisten pendientes de cumplir, la mayoría, por la falta de recursos económicos suficientes; y la justificación del gobierno es que en la próxima administración se tendrá todo para cumplir con los compromisos de Peña Nieto y del próximo presidente de la república, si se aplican y aprovechan las famosas “Reformas Estructurales” promovidas por el presidente en turno, consensadas y aprobadas en el Congreso de la Unión, por la mayoría de las expresiones políticas existentes en el país.
Lo que ahora más conviene a los mexicanos, es que los partidos políticos y sobre todos ellos, el fiel de la balanza que está por concluir su periodo, no se equivoque y elija “como su candidato” al hombre o a la mujer que asuma el compromiso de cumplir con la recomposición política nacional, pendiente desde la transición democrática del año dos mil.