La votación en el Senado sobre Trumpcare, la reforma sanitaria de los republicanos que debería reemplazar el asentado Obamacare, quedó ayer aplazada ante la evidente división interna que persiste en el lado conservador.
El líder de la bancada republicana en la Cámara alta, Mitch McConnell, confirmó que la votación queda formalmente aplazada hasta, al menos, después de los festejos del 4 de julio.
McConnell explicó en una rueda de prensa que queda negociación por hacer para que una mayoría de senadores republicanos “se sientan cómodos” con la reforma. Asimismo, el líder republicano en el Senado aseguró que el presidente Donald Trump está “muy involucrado” en las negociaciones para conseguir finalmente un acuerdo que permita la aprobación de la ley.
“Vamos a hablar y vamos a ver lo que podemos hacer. Estamos muy cerca”, aseguró Trump durante un encuentro en la Casa Blanca con todos los senadores republicanos, poco después de que McConnell anunciara el retraso de la votación. “Esto será genial si podemos conseguirlo. Y si no podemos, será algo que no nos va a gustar; no pasa nada”, añadió Trump.
ALERTA. Uno de los factores clave para forzar el retraso de la votación fue la publicación del informe de la Oficina de Presupuestos del Congresos (CBO) sobre la reforma, que el lunes mostró que provocaría que 22 millones de personas perdieran su cobertura sanitaria hasta 2026.
La senadora republicana Susan Collins fue una de las primeras en salirse de la disciplina de su partido y aseguró que deben trabajar con los demócratas porque los datos de la CBO muestran que el proyecto de ley no “arreglará” el sistema sanitario de EU. McConnell aseguró que los demócratas “no están interesados” en la reforma, pero desde la Casa Blanca alertó a los suyos que “o nos ponemos de acuerdo” o “tendremos que sentarnos con el senador Chuck Schumer”, líder de la minoría demócrata en el Senado.
PROTESTA. Precisamente, Schumer presidió ayer una protesta en las escalinatas del Capitolio, en la que los legisladores progresistas sostenían fotos de personas que perderían coberturas médicas vitales si se aprobara la reforma.
El proyecto de ley hace duros recortes tanto al Medicaid, la ayuda a los más pobres, como al Medicare, el fondo destinado a ancianos. Además, permitiría volver a negar coberturas por afecciones preexistentes.