Las FARC entregan sus últimas armas

Las FARC y el gobierno colombiano cerraron ayer de manera oficial y entre mariposas blancas medio siglo de conflicto armado entre el Estado y esa guerrilla en un acto solemne celebrado en una de las aldeas de Mesetas, una de las localidades que vivió con más crudeza la guerra, ubicada en el centro del país.
El presidente Juan Manuel Santos y el máximo líder de las FARC, Rodrigo Londoño, alias Timochenko, llegaron hasta el lugar, en la zona transitoria de normalización de Buenavista, donde cerca de 550 guerrilleros se encuentran reunidos dentro del proceso de desmovilización y desarme.
Vestido con una camisa guayabera azul y una gorra, aseguró que las FARC entraron ayer en una nueva etapa, en la legalidad, tras dejar las armas que empuñaron durante más de medio siglo.
TIMOCHENKO. El máximo líder de las FARC fue jaleado por sus hombres que llenaban el espacio circundante y que le dieron la bienvenida al escenario al grito de “Viva la paz”.
“Este día no termina la existencia de las FARC, en realidad a lo que ponemos fin es a nuestro alzamiento armado de 53 años pues seguiremos existiendo como un movimiento de carácter legal y democrático que desarrollará su accionar ideológico, político, organizativo y propagandístico por vías exclusivamente legales, sin armas y pacíficamente”, resaltó Timochenko.
Santos siguió hierático el discurso de Londoño por momentos, especialmente cuando el líder guerrillero recrudecía sus denuncias contra los incumplimientos del gobierno, esencialmente respecto a la protección de líderes sociales que han sido asesinados por bandas herederas del paramilitarismo.
Al concluir Londoño su intervención, sus seguidores liberaron mariposas blancas, que a la luz del sol parecían amarillas, tratando de seguir indefinidamente la paz, tal y como seguían a Mauricio Babilonia en Cien años de soledad.
SANTOS. Cuando le llegó el turno de tomar la palabra, el mandatario no dudó al dar por cerrado con rotundidad el conflicto armado que inició hace 53 años: “Hoy 27 de junio para mí y para los colombianos es un día muy especial, un día que jamás olvidaremos, el día en que las armas se cambiaron por las palabras”, dijo con contundencia.
En este momento, ya “sin armas ni violencia”, Santos consideró que Colombia ya no es “un pueblo enfrentado entre sí”, por lo que hay una historia menos “de dolor y muerte en el planeta”.
Al concluir su discurso, le entregó a “Timochenko” un fusil convertido en pala como símbolo del futuro y recordó que se ha comprometido a que la palabra será su única arma.
GARANTÍA. Al acto también asistió el jefe de la Misión de la ONU en Colombia, Jean Arnault, quien afirmó, entre aplausos, que han constatado que las armas que recibieron “son de alta calidad y operatividad”, lo que muestra “que en el proceso de dejación se han entregado más armas por combatiente que en muchos procesos verificados internacionalmente”.