El departamento de Defensa de Estados Unidos asestó ayer un duro mazazo al avance de los derechos civiles del colectivo transexual luego de que el secretario James Mattis decidiera aplazar la medida que debía permitir, desde ayer, la entrada de transexuales al ejército.
La nueva fecha será el 1 de enero, y entre tanto, la secretaría ha encargado un estudio interno para analizar el posible “impacto” de esta medida, aprobada en junio de 2016 por la administración del expresidente Barack Obama, en las fuerzas armadas estadunidenses.
“Desde que estoy en el puesto he enfatizado que debemos medir cada decisión política con un estándar crítico: ¿afectará a la disposición y letalidad de las fuerzas? Dicho de otro modo, ¿cómo influirá en la capacidad militar de defender la nación?”, afirmó Mattis, poniendo claramente en cuestión las capacidades del colectivo transexual para servir en el ejército.
La decisión llegó apenas unas horas antes del límite fijado por el ex mandatario demócrata, puesto que ayer debía iniciar ya la opción de reclutar a personas transexuales y transgénero para el ejército. La decisión, eso sí, no afecta a los ‘trans’ que ya están en servicio.





