Se comienza a tambalear gobierno de Yunes; Tula no pudo sacar al buey de la barranca    

Mal empieza el gobierno de Miguel Ángel Yunes Linares cuando a siete meses y medio de iniciada la administración, le renuncia una de las colaboradoras que ocupaba la secretaría más importante, como lo es la de Finanzas y Planeación. Algún despistado diría que la Segob es la segunda en importancia, pero a juzgar por el gris papel que ha desempeñado Rogelio Franco y a que Yunes Linares acapara toda la operación política, pues la verdad es que la Secretaría de Gobierno es apenas una caricatura de lo que en otros sexenios fue.
La de Clementina “Tula” Guerrero era ya crónica de una salida anunciada. Desde hace meses, varios medios de comunicación –entre ellos Versiones- habíamos vaticinado esta dimisión. Y no se necesitaba tener una bola de cristal para pronosticar tal desenlace. Bastaba y basta ver que el gobierno de Miguel Ángel aún no encuentra la luz al final de este oscuro túnel que le heredó Javier Duarte de Ochoa. Como botón de muestra, ahí está la reestructuración de la deuda que pese a ser aprobada por el Congreso local, aún no ha sido aterrizada. Las negociaciones con los bancos ha sido harto complicada, debido a las alzas tasas de interés, y a que los banqueros tratan de llevarse la mejor tajada del pastel.
Aunado a lo anterior, hay lastres demasiado pesados como el abultado gasto corriente que pretende ser aligerado en breve con despidos masivos de burócratas, despidos que serán disfrazados pomposamente con un Programa de Retiro Voluntario, estrategia que el mismo Javier Duarte implementó alguna vez.
A esto se le puede añadir esa bomba de tiempo llamada pensiones del IPE. A este tema no le encuentran tampoco salida y hay la amenaza por parte del gobierno de recurrir a cuentas individualizadas. Una burda calca de las pensiones del ISSSTE que instrumentó Yunes Linares, con magros resultados.
Asimismo, se encuentran las deudas a proveedores de la pasada administración, débito que Miyuli se ha negado a cubrir con el argumento que él no contrajo esos compromisos. No debe olvidar que son pendientes de orden institucional y que ello no obedece a voluntades de personas. Si los servicios o bienes fueron prestados o proporcionados, y todo está debidamente documentado, al mandatario estatal no le quedará de otra que apechugar.
Y así, por el estilo, Tula Guerrero sale porque no aguantó tanta presión, al grado de que varias veces fue a parar al hospital con la presión alta, colesterol y triglicéridos, a todo lo que da. Su salida coincide, por cierto, con el peor momento de la relación del Gobernador con la Rectora de la UV, Sara Ladrón de Guevara, quien se presume fue quien recomendó (¿o embarcó) a Tula en la aventura yunista.
Llega a la titularidad de Sefiplan, Guillermo Moreno Chazzarini, de la cuadra original de René Mariani Ochoa, ex titular del Orfis; posteriormente recomendado para el Ayuntamiento de Boca y en el inicio de este gobierno ungido como Contralor. Este sábado –día perfecto para no hacer tanto ruido con los cambios en el gabinete–  Memo llega a la dependencia más convulsionada del actual gobierno por los problemas de liquidez. A menos de que Chazzarini sea un genio o un mago de las finanzas, no alcanzamos a entender cómo encontrará no la solución al problema financiero pero al menos sí paliativos para medio sortear el vendaval, pero sobre todo cuando no se advierte hasta ahora un apoyo decidido del gobierno de Enrique Peña Nieto para sacar al buey de la barranca.