Se sabe que para aspirar a algún cargo de elección popular, en el sistema político actual, le guste a quien le guste, el tiempo tiene que ir aparejado a la circunstancia de quien suspira por acceder a la nómina parlamentaria, jugosa y suntuosa, por cierto.
Y ese es el caso que hoy enmarca al tan señalado líder estatal de movimiento en moda, Morena. Y es que ahora resulta que Manuel Huerta Ladrón de Guevara y dos de sus “incondicionales” han salido a declarar que el dirigente estatal aspira a un escaño senatorial.
Tan pronto olvidó Manolito los nervios que hace unos domingos, dos para ser más exactos, tuvo ante el máximo dirigente de la Regeneración Nacional, el famoso AMLO, al darse por enterado que la primera fórmula para el Senado va en género femenino, y que la segunda seguramente será para algún factor que apoye a sacar la gran mayoría de votos posibles en la entidad para López Obrador, y que por obvias razones no es él.
Ni su tiempo, ni su circunstancia es la de Huerta, y menos cuando no ha cumplido su promesa expresada en los registros de los candidatos a alcaldes por su movimiento: “si no sacamos un buen resultado, mi renuncia estará disponible”.
Huerta no va.





