Ya salió el peine. Para aquellos que se preguntaban por qué tanta sumisión del Poder Judicial del Estado hacia el titular del Ejecutivo Estatal, baste ver tan sólo parte del entramado de estos acuerdos subrepticios.
Veamos: Juan Pablo Álvarez Delong, es hijo del actual presidente del Tribunal Superior de Justicia del Estado, Edel Álvarez Peña. A este joven servidor público ya lo mencionan en los corrillos políticos de PAN y PRD como probable candidato a diputado federal por esa alianza en el distrito de Coatepec.
Juan Pablo Álvarez Delong es Director General del Consejo Veracruzano de Investigación Científica y Desarrollo Tecnológico (COVEICYDET). ¿Que este muchacho llegó a esa área por su puritito esfuerzo y que su padre nada tuvo que ver en su nombramiento? Lo creeríamos si viviéramos en Suiza, Finlandia o Dinamarca, países en los que el tráfico de influencias o los conflictos de interés no existen pero ni de broma. Acá en la aldea jarocha, lamentablemente, imperan las grillas y componendas tercermundistas.
Al COVEICYDET le dieron algo así como 40 millones de pesos para ejercer este año. Mucha lana. Sobre todo porque prácticamente no es mucho lo que hacen. Bueno, sí hacen algo: con el pretexto de impulsar “Misiones científicas”, Álvarez Delong visita con frecuencia planteles educativos preferentemente de… ¡adivinaron!… del distrito de Coatepec.
¿Qué habrá pactado Edel Álvarez Peña a cambio de que el gobernador Miguel Ángel Yunes Linares le diera chamba a su hijo? Ese es un caso para la araña, como solía repetir el próspero empresario pero pésimo político, Miguel Alemán Velazco.
De mientras, a jurisconsultos del estado les ha llamado la atención que los serviles jueces han resuelto prisión preventiva a la mayoría de los ex funcionarios estatales, lo cual estaría en contra del nuevo sistema de justicia penal. Seguramente dirán en el TSJE que los jueces son “autónomos” y que nadie incide en sus determinaciones. Pero insistimos: eso sólo es una realidad en los países bajos y otras demarcaciones altamente desarrolladas. Acá impera el tapete y la abyección.
