En El Universal, en la sección «Bajo Reserva», se publica este comentario: «Dentro de la prisión juran que Javier Duarte no tiene ningún privilegio, que es tratado igual que los más de siete mil reos que habitan el Reclusorio Norte. Pero, ¿cómo fueron las primeras 24 horas del ex gobernador de Veracruz en una celda mexicana? La noche del lunes pasó la auscultación médica de rigor, que reportó que el recluso no tiene lesiones. Sin embargo, nos mencionan que el hombre parece farmacia ambulante, con medicamentos para la depresión, ansiedad e hígado graso. Duarte, según el diagnóstico, padece “trastorno de ansiedad crónico”. El reo, acusado de delitos federales y recién llegado de Guatemala, continuará con sus medicamentos. En este primer día en el reclusorio, nos mencionan, tuvo la visita de su hermano Cecil Ochoa, quien llegó proveniente de Córdoba. La noche del martes el otrora poderoso político veracruzano cenó papas cocidas, pan y té. Esas fueron sus primeras horas en el Reno, como se le conoce a esa cárcel de la CDMX.





