En Reforma, en «Templo Mayor» de F. Bartolomé se publica lo siguiente: «cuentan que Elba Esther Gordillo anda lo que le sigue de molesta con su abogado, Marco Antonio del Toro, por haber tomado también como cliente a Javier Duarte. LA INQUIETUD de la maestra obedece a que su situación jurídica se encuentra en un momento crítico. Y, por lo mismo, considera que su defensor debería estar concentrado en su caso y no en el del veracruzano. Pero, sobre todo, siente que esa conexión con el ex gobernador priista no sólo no le ayuda, sino que más bien le perjudica. SEGÚN ESTO ya le mandaron decir que su caso es el de una «presa política», en tanto que el de Duarte el de un «vulgar ladrón». ¡Qué tal!».





