Cuando la sociedad glorifica al crimen

De no creerse el funeral de Felipe de Jesús Pérez Luna, alias “El Ojos”, líder del Cártel de Tláhuac abatido por la Marina la semana pasada en la Ciudad de México.

Su funeral se convirtió en una verdadera romería, digna de un “prócer” o de un héroe popular, pues unas 350 personas lo fueron a despedir al panteón de San Lorenzo Tezonco, mientras coreaban “se ve, se siente, Felipe está presente”.

No debe extrañarnos pues la proliferación de criminales, que además del apoyo oficial que obtienen para realizar sus actividades corrompiendo autoridades, también corrompen corazones y mentalidades, que los prefieren a ellos por sobre las figuras que supuestamente deberían inspirar respeto y admiración, pero que en la realidad provocan exactamente lo contrario.

¿O por qué cree que tienen tanto éxito las series sobre narcotraficantes?