La celebración de los 25 años de Sedesol en Veracruz, sirvió para demostrar una vez más que esta dependencia federal trabaja más allá de las ideologías o distingos partidistas.
Igualmente, se demostró que gracias al trabajo conjunto entre los distintos órdenes de gobierno, se puede lograr la reducción de los indicadores pobreza como está sucediendo en la entidad.
Pero no solo eso, gracias a la puesta en marcha de la Estrategia Nacional de Inclusión, se generaron espacios de cooperación entre el sector empresarial, las organizaciones de la sociedad civil y la academia, buscando que cada persona que acceda a la combinación de apoyos o servicios, le permitan dejar atrás la pobreza y la exclusión.
Aunque muchos no lo quieran reconocer, esta estrategia es uno de los mayores logros de este sexenio, pues ha impactado positivamente a través de los programas sociales, en las comunidades más vulnerables, evitando con esto que la brecha de la desigualdad se amplíe.
Unicef ha reconocido que entre 2010 y 2014, se han reducido todas las carencias sociales en niños y adolescentes. La Cepal y el Programa Mundial de Alimentos han destacado las acciones nacionales para enfrentar la malnutrición a través de Prospera, Diconsa y Liconsa, como parte de los efectos de este plan que el presidente Enrique Peña Nieto puso en marcha.
Por su parte en Veracruz se va por buen camino, la delegada federal Anilú Ingram Vallines ha ejecutado un colosal trabajo, reconociendo y empoderando a grupos sociales que han quedado relegados del desarrollo.
Aunque falta mucho por hacer y sin caer en efímeros triunfalismos, en el territorio veracruzano se ha ejecutado un objetivo combate a la pobreza, el cual ha generado óptimos resultados.
Y es que gracias a las correctas políticas públicas en materia de desarrollo social, se ha dejado atrás la visión asistencialista por una de derechos sociales que reconocen que el Estado tiene el deber de garantizar a la población las condiciones adecuadas para que cada persona pueda desarrollarse con autonomía, igualdad y libertad.
Con decisiones eficientes y transparentes la delegada federal Anilú Ingram Vallines ha realizado una excelente labor.
Sin duda.
Convertida en una funcionaria 24/7 y todo terreno, Anilú ha caminado prácticamente en toda la entidad jarocha, logrando un contacto cercano, real y efectivo con los veracruzanos y gracias a esto y a su don de gente, ha sido ubicada como una viable candidata al Senado de la República.
Es más, según encuestas realizadas el mes pasado, el nombre e imagen de Ingram Vallines es el más posicionado con miras a la renovación de la cámara alta. Incluso, se encuentra muy por encima de las viables aspirantes de Morena, números que dejaron muy sorprendidos a los simpatizantes de López Obrador.
Se tiene que decir, las posibilidades de nominación y de triunfo de Anilú son auténticas y para nada la han mareado. Al contrario, a la guapa titular de Sedesol se le ha visto más comprometida entregando óptimos resultados en su delegación y espera tranquila los tiempos para lo que pudiera venir.
Los vientos soplan a su favor.
@IvanKalderon
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