Las estrategias de Donald Trump, anunciando que su país está dispuesto a salirse del TLCAN, son solo eso, estrategias de negociación comercial; por ello el canciller mexicano Luis Videgaray Caso, ha puesto en su lugar al presidente del país más rico y poderoso de la tierra. Y para todos los que opinan sin conocer, los antecedentes del TLCAN; y menos aún su contenido y alcance, a veinticinco años de su firma, se recomienda la lectura y evaluación del importante Tratado Comercial, antes de hablar solo para demostrar ignorancia, desconocimiento y ganas de hacer el ridículo para seguir deteriorando la imagen presidencial de Donald Trump.
El Tratado de Libre Comercio de América del Norte, firmado en diciembre de 1992 por los presidentes Carlos Salinas de Gortari (México), George Bush (Estados Unidos) y Brian Mulroney (Canadá), entrando en vigor en enero de 1994; es un acuerdo comercial entre los tres países de América del Norte, y entre sus principales objetivos se encuentran establecer una zona de libre comercio para conseguir la libre circulación de los productos y servicios entre las tres naciones, eliminando paulatinamente los permisos, cuotas y las licencias, así como las tarifas y los aranceles.
En la actualidad y a veinticinco años de distancia, los miembros del TLCAN intercambian cerca de 2 mil 600 millones de dólares en productos al día, lo que equivale aproximadamente 108 millones de dólares por hora, de acuerdo con American Chamber México. Los intercambios comerciales se han incrementado considerablemente y el valor de las exportaciones a América del Norte, en un 501.1 por ciento, según cifras de la Secretaría de Economía; asimismo las importaciones hacia México provenientes de Estados Unidos y Canadá incrementaron su valor en un 248.5 por ciento.
Otro dato de la relevancia que tienen nuestros intercambios comerciales con Norteamérica y específicamente con Estados Unidos es que la balanza comercial solo fue negativa para nuestro país el primer año que entró en vigor el TLCAN, es decir en más de veinte tres años que tiene de vigencia, México siempre vendió a Estados Unidos más de lo que le compró; en contraste con Canadá la balanza comercial ha sido negativa para México en doce ocasiones.
Los principales productos que México exporta a Estados Unidos se encuentran los automóviles, aparatos de grabación o reproducción de audio y video, así como el petróleo; mientras tanto de Estados Unidos, México importa principalmente gasolina, diésel y gas natural. Una de las principales problemáticas de la renegociación o retirada del TLCAN sería que los aranceles podrían incrementarse y generar trabas al comercio, ya que actualmente el tratado señala que ninguno de los países puede incrementar ningún arancel aduanero existente, ni adoptar ningún arancel nuevo sobre bienes originarios.
Ahora los tres países miembros del TLCAN han establecido un ambicioso calendario para las negociaciones, con el objetivo de terminar las conversaciones a principios del próximo año. La razón principal de ese apremio es la política. Las elecciones mexicanas en julio de 2018 y las elecciones estadounidenses de mitad de mandato en noviembre de ese año, juegan un papel preponderante.
En particular, los funcionarios de Estados Unidos y México están preocupados por las encuestas que muestran al populista de izquierda Andrés Manuel López Obrador liderando la carrera presidencial. Si las negociaciones del TLCAN se retrasan, los funcionarios mexicanos temen que puedan verse envueltas en la campaña electoral. Y los funcionarios estadounidenses preferirían no negociar con López Obrador, quien ha acusado a Trump de conducir una “campaña de odio” contra México.
La ignorancia del hombre político, no lo exime de su responsabilidad de conocer lo fundamental de su país. Aquí no se vale, la excusa del ex presidente Fox que afirma “es feliz el que ignora”.





