Era previsible que se produjera una fractura en Morena tras la tomada de pelo que significó la “encuesta” con la que este partido escogió a Claudia Sheinbaum como su próxima candidata a la jefatura de Gobierno de la Ciudad de México.
Uno de los “contendientes” –a quien al parecer no le avisaron que el único encuestado era Andrés Manuel López Obrador-, el jefe de la Delegación Cuauhtémoc, Ricardo Monreal, de plano se declaró en rebeldía, y aun cuando se cuidó de no señalar directamente al “Peje”, criticó la parcialidad del supuesto ejercicio demoscópico.
Y fue más allá. El ex gobernador de Zacatecas advirtió que con o sin Morena, será candidato a la jefatura de la CDMX, en un abierto desafío a López Obrador, que es el único que decide lo que pasa en su igles…partido.
El que ya se frota las manos es el dirigente de la franquicia de enfrente, Dante Delgado Rannauro, a quien le caería muy bien llevar a Monreal como candidato de Movimiento Ciudadano, pues entre él y Enrique Alfaro en Jalisco podrían asegurarle la supervivencia de su partido.
Bien dicen que la soberbia y autoritarismo de López Obrador son la mejor arma de sus enemigos en su contra.