Que se enoja el gobernador Miguel Ángel Yunes Linares por la publicación de una nota en la que se exhibe que en la Secretaría de Gobierno, donde es titular Rogelio Franco Castán, los empleados facturan a cuenta del erario hasta los chicles que compran.
El mandatario reclamó a los medios el que, según él, “nunca” hubieran señalado las comilonas que los funcionarios de anteriores gobiernos cargaban al presupuesto público en restaurantes de lujo.
“Nunca preguntaron lo que se gastaba en Vinissimo, o lo que se gastaba en Trocadero, el Cacharrito. Eso no existía. Hoy un chicle que un servidor público por error cargó a una cuenta es objeto de crítica. Qué bueno que así sea, lo celebro. Pero hubiera sido importante que a tiempo hubieran dicho que estos restaurantes estaban llenos de servidores públicos que no consumían chicles, sino vinos, licores, viandas”.
No se entiende la molestia del gobernador, si dice que celebra la transparencia. Por lo demás, eso de que los nuevos “rockstars” del régimen se conducen con austeridad es bastante cuestionable, pues si bien no se les ve por los lugares frecuentados por los funcionarios de anteriores administraciones, basta darse una vuelta por plazas como la de Monte Magno, en la capital del estado, para verlos en restaurantes que no precisamente venden garnachas.
Y eso de cargar unos chicles a una factura, de lo que habla no es de dispendio, sin duda, sino de lo “marros” que son en el gobierno del “cambio”, que ni eso pueden poner de su bolsillo.





