El último y más peligroso desafío al mundo lanzado por Corea del Norte: la detonación de una bomba subterránea de entre 80 y 100 kilotones (hasta siete veces más potente que la de Hiroshima) ha logrado una condena unánime de las naciones, pero no ha logrado la unidad de las potencias para hacer frente a la grave crisis nuclear.
De nuevo fue el Consejo de Seguridad de la ONU donde las potencias mostraron lo lejos que está un bloque común con el régimen rebelde comunista.
“La paciencia tiene un límite”. “No buscamos la confrontación militar pero nuestra paciencia no es ilimitada. Corea del Norte está implorando por una guerra con su uso abusivo de los misiles”, señaló la embajadora estadunidense, Nikki Haley.
La representante de Donald Trump ante la ONU recordó que el régimen norcoreano lleva 24 años retando a la ONU y al Consejo de Seguridad e indicó que, pese a los esfuerzos de la comunidad internacional, su programa nuclear es ahora más “grande” y “peligroso” que nunca. “Basta ya. Tenemos que adoptar las medidas más duras posibles. No hay otro camino”, dijo.
Desafío a China. Marcada su postura de partida, Haley retomó la idea expresada la víspera por el presidente Trump de castigar económicamente a cualquier país que haga negocios con Corea del Norte, por considerarlo como un apoyo directo a su programa nuclear. Un paso de enorme magnitud y difícil ejecución que elevaría la tensión con China, principal socio tanto del régimen norcoreano como de EU.
“Llegó el momento de agotar todas las vías diplomáticas y tomar nuevas medidas en este Consejo de Seguridad. Pero esta crisis va mucho más allá de la ONU. Estados Unidos va a mirar a todo país que haga negocios con Corea del Norte como un país que da ayuda a sus temerarias y peligrosas intenciones nucleares”, advirtió.
La velada amenaza a Pekín —que al igual que Moscú insiste en que la única salida es sentarse a negociar y olvidarse de las sanciones— es vista como un último intento de que los chinos entren en razón y no veten el próximo lunes la votación prevista para imponer nuevas y muy duras sanciones contra el régimen de Kim Jong-un, en un intento de que el líder norcoreano desista de su desenfrenada carrera nuclear.
Sin ánimo para hacerle el juego a la embajadora de EU y entrar en una guerra verbal, el embajador de China ante la ONU, Liu Jieyi, dijo que “la situación se está deteriorando constantemente, entrando en un círculo vicioso” e insistió en su tradicional propuesta de “suspensión por la suspensión”, por la que Pyongyang cesaría las pruebas nucleares y balísticas mientras EU dejaría de llevar a cabo ejercicios militares conjuntos con Corea del Sur.
Mientras tanto, desde Moscú, el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, afirmó que para EU resulta fácil hablar de guerra. “Claro que a los países que están fuera de la región les resulta muy fácil pronunciar la palabra guerra. Pero los países que están en la misma región que Corea del Norte deben ser más sabios y equilibrados al afrontar este problema que a todos nos preocupa”.





