Desde que entró a operar políticamente el Presidente Peña Nieto, los resultados han sido superiores a los del encargado de la política interna.
Lástima que reasuma la operación política EPN, cuando su imagen apenas alcanza el 25% de aprobación popular.
Lo bueno cuenta, con resultados en tiempo y forma.
Para refrendar el gran poder del “Tlatoani Mexiquense”; el señor presidente Enrique Peña Nieto, culminó su viaje a China precisamente antes de que tocara territorio mexicano cualquiera de los tres ciclones, cuya fuerza inexorable y destructora actuó en tierras americanas y en el mar del Atlántico, dejando el Pacífico intacto, y en buen plan podríamos señalar que hasta Tláloc favoreció el regreso del presidente y el cuarto huracán se desdibujó sin causar mayores daños en el Congreso de la Unión y concretamente en la Cámara de Diputados, que se instaló con todo y tropiezos para conformar el funcionamiento bicameral del Poder Legislativo Federal.
Antes en su visita a China acompañado de miembros de su gabinete, suscribió diversos convenios de intercambio tecnológico y comercial con el Coloso Asiático, que poseedor de la muralla más grande del mundo, podríamos decir que se adelantó a la construcción del repudiado muro de Donald Trump, cuya construcción avanza día con día, para evitar el pase de personas, mercancías y drogas ilegales hacia el territorio de los Estados Unidos de Norteamérica; y aprovecharse al mismo tiempo para “deportar” a migrantes mexicanos, latinoamericanos y de cualquier otra nacionalidad que hayan cruzado la frontera y se encuentren ilegalmente en el país que en mala hora del día ocho de noviembre anterior, le dio el triunfo electoral al republicano.
Dos secretarios del gabinete que no acompañaron al presidente José Antonio Meade Kuribreña, de Hacienda; e Ildefonso Guajardo, de Economía, cuidaron la plaza y aprovecharon para dar continuidad a la revisión del TLCAN, donde según declaraciones del pre-destapado Meade Kuribreña el paquete económico que se entregará hoy no contiene ni aumentos, ni nuevos impuestos para el ejercicio fiscal del próximo año. La entrega tendría lugar de no presentarse ningún imponderable (que en política siempre los hay); y por lo que hace a los avances de la renegociación del TLCAN, su compañero Ildefonso Guajardo, auguró importantes progresos en los temas que se revisan y se conformaron veinte mesas de trabajo con especialistas y asesores de los representantes de México, Estados Unidos y Canadá. Los dos acompañantes del presidente Luis Videgaray Caso y Aurelio Nuño Mayer, justificaron el viaje, por la firma de convenios que representan las mejores condiciones de intercambios económicos, comerciales y tecnológicos relacionados con el aprovechamiento de la tecnología China, aunque no faltan los mal pensados-adelantados, que también ven a Nuño como destinatario de la eliminación de los candados estatutarios del PRI, que descartaban anticipadamente al titular de educación para “la Grande”.
La mano del presidente Enrique Peña Nieto no se vio, pero se sintió, en la designación del Coordinador de los Diputados del PRI Diputado Jorge Carlos Ramírez Marín, ex titular de la SEDATU y antes de la Reforma Agraria, miembro de la familia revolucionaria del PRI y quien goza de la absoluta confianza del inquilino de los Pinos; por su parte el diputado Ramírez Marín, asume, aunque tampoco se diga, ni se vea, el compromiso de “lealtad institucional” con el jefe del ejecutivo, para no romper con el esquema de sometimiento del Poder Legislativo al titular del Poder Ejecutivo, ya verá el nuevo presidente de la ¡esa directiva de la cámara de diputados, la forma para resolver el fondo, en el encargo que del nuevo Fiscal Anticorrupción, le haga con “una orden de trabajo” suscrita por el ejecutivo.
Con lo anterior, queda demostrada la sentencia filosófica de Aristóteles, en su expresión sobre: qué importa más las virtudes de los jefes políticos y magistrados, o la forma de gobierno.
Y a contrario sensu el último ideólogo de la revolución mexicana, don Jesus Reyes Heroles, recomendaba cuidar forma y fondo en los asuntos públicos, pues sólo así se entiende y justifica la sobrevivencia del sistema político mexicano.