La partidocracia se apoderó del poder político en México, desde el año 2000 en que la llegada de Vicente Fox a Los Pinos, hizo posible la transición democrática, ratificada seis años después, con el triunfo de Felipe Calderón a la presidencia de la República, lo que en dos sexenios consecutivos, se puso a prueba para calificar el trabajo y los resultados de dos gobiernos formados en la doctrina del Partido Acción Nacional, aunque con dos personajes al frente, de imágenes contrastantes.
La personalidad de Vicente Fox, un hombre de expresiones coloquiales, ranchero de ocupación, con fama de honesto, que primero ganó en las urnas una Diputación Federal por Guanajuato, después se desempeñó de 1995 en adelante, como Gobernador del mismo estado, habiendo aprovechado su cargo para construir su candidatura para la Presidencia; a Fox le antecedió en la gubernatura, Carlos Medina Plascencia y cuando Fox pide licencia al Congreso Local de Guanajuato para separarse de la gubernatura antes de concluir su periodo lo releva el abogado Ramón Martín Huerta, quien siendo Secretario de Seguridad con Fox muere en fatal accidente aéreo a inmediaciones del Estado de México. Para la elección en 2006, el candidato del PAN Felipe de Jesús Calderón Hinojosa, logra la unificación interna de su partido y la alianza con otros grupos, incluido el de Atlacomulco, pues el trascendido da una aportación de 250 mil votos de priistas en favor del candidato del PAN, garantiza el triunfo de Calderón quien derrota a Roberto Madrazo del PRI y a AMLO candidato del PRD.
El acuerdo entre EPN, se dice que fue a cambio de una reciprocidad en la siguiente elección, para que Calderón devolviera el mismo número de sufragios en favor del candidato presidente del PRI, que resultó ser el licenciado Enrique Peña Nieto. Ahora se especula que la próxima presidenta de México, será la ex primera dama Margarita Zavala de Calderón y en pocos meses habremos de conocer la verdad de los acuerdos “bajo la mesa” o de las llamadas concertacesiones, que tanto descrédito han dado a la política y a los políticos mexicanos.
El presiente Enrique Peña Nieto, en los cinco años de gobierno que lleva ejerciendo a plenitud como depositario del Poder Ejecutivo Federal y como figura predominante en las decisiones de los otros poderes, el Legislativo y el Judicial, no deja ninguna duda de su preparación y práctica política; pues la carrera política de Peña Nieto, fue meteórica, debido a la notoria influencia de su padrino político el licenciado Arturo Montiel, quien lo presidió en el cargo de gobernador del Edomex y lo nombró en diversos cargos administrativos, que le sirvieron a Peña Nieto de plataforma para alcanzar una diputación local por el Estado de México y la coordinación de los diputados del Revolucionario Institucional, que logró la denominación del PRI al cargo de gobernador de ese estado.
Los partidos políticos más prominentes en la Ciudad de México, en el Edomex y en los estados de Veracruz, Jalisco, Puebla y Nuevo León, mantienen en tres tercios dividida a la gente que ha expresado su simpatía por los partidos de Acción Nacional; del PRI; y del PRD. Hoy la formación del partido Morena, por su líder Andrés Manuel López Obrador, robándose militantes y simpatizantes del PRD, del PRI y del PAN, aparece con una reciente fuerza política que cambia la división, en vez de tres, en cuatro cuartos para hacer más cerrada la competencia en la elección de 2018, por la presidencia de la república.
Y la desgracia ocurrida en la Ciudad de México, los estados de Morelos, Oaxaca, Chiapas y Puebla, con motivo de los huracanes y temblores ocurridos en el transcurso de este mes, hacen necesario el replanteamiento del gasto público de 2018 para destinar entre 38 mil y 40 mil millones de pesos, cuyos principales propósitos serán las reconstrucciones de las casas de los damnificados; la construcción y reconstrucción de las escuelas donde estudiaban los niños radicados en las entidades federativas y la Ciudad de México, donde se sufrieron los principales daños; y la ayuda con recursos económicos de quienes voluntariamente se han solidarizado con los damnificados, es apenas incipiente y resulta insuficiente Para reparar los daños materiales y ayudar a los sobrevivientes de los temblores, a rentar cuando menos un inmueble donde vivir con sus familias.
Los partidos políticos, capaces de cambiar los resultados de una elección, mediante las llamadas concertacesiones; han demostrado también ser capaces de traicionar a sus institutos políticos, a cambio de dádivas económicas o de puestos administrativos con beneficios económicos, pero no políticos.
Ya comenzaron los partidos políticos de México, a meter la mano renunciando a sus prerrogativas para hacer con todo el dinero que se junte, un fondo de apoyo para los damnificados de los temblores y eso será la llave con la que los partidos políticos de México, ensucien la buena intención de aquellos que anteponiendo intereses personales y particulares propusieron antes de otra cosa aportar el dinero a su alcance para reparar los daños de los damnificados por los huracanes y sismos.
La desconfianza en los partidos políticos y en sus dirigentes, no es de gratis; se debe a las trampas y acuerdos bajo la mesa, que sus militantes y simpatizantes, jamás habrían aceptado por el honor y la pasión, con que en las elecciones, los candidatos ganadores y perdedores, imprimen en sus campañas, para lograr el éxito que nunca es comparable con la derrota y por esa razón los partidos políticos y sus líderes, convenencieros y traicioneros, nunca serán bien vistos en los procesos electorales.