El que no tiene remedio es Ángel Isaac Ochoa Pérez, quien en su último acto público en Veracruz, durante la toma de protesta de Alejandro Montano como su relevo en la delegación de la Secretaría de Gobernación, no se cansó de hacer el ridículo.
Al hacer uso de la voz, el sedicente ex delegado sacó a relucir varios traumas, echando bravatas y diciendo que no habían podido quitarlo del puesto a “periodicazos”, pues con su traslado al estado de Aguascalientes salió “fortalecido”. Como si hubiera comparación posible con la importancia política de Veracruz.
Y casi a manera de amenaza, Ochoa Pérez salió con la puntada de que regresará a Veracruz las veces que quiera. Completamente fuera de lugar. Y por lo visto, de sus casillas.





