Miyuli, la piedra en el zapato de Anaya

Ricardo Anaya está preocupado por la elección en Veracruz… preocupado no, preocupadísimo, aterrado, al borde de los nervios.

Y es que el gobernador Miguel Ángel Yunes Linares, en lugar de sumar resta, divide, fracciona, fractura, destroza. Peleado hasta con su sombra.

Dante Delgado Rannauro lo aborrece y no quiere ir en alianza para apoyar al hijo del mandatario estatal; algunos grupos al interior del PAN veracruzano manifiestan casi en secreto, “sotto voce”, su total repudio a los arranques autoritarios del mandatario estatal.

Miguel Ángel se ha confrontado o excluido a la prensa pensante, inteligente, esos comunicadores a los que Miyuli moteja de manera simplista como duartistas o fidelistas. Pero son auténticos líderes de opinión y un importante sector de la sociedad les cree. Que MAYL no minimice a sus críticos porque ese será su peor error. Puede ser la diferencia entre el triunfo y la derrota en los proyectos políticos electorales a futuro. “Si no me sirvieron para ganar mucho menos para gobernar”, dicen que fanfarronea el huésped de Palacio. Pero olvida que el voto de castigo ahora se lo cobrarán a él. Y los periodistas no inventan; sólo reproducen la ominosa realidad que está ahí a la vuelta de la esquina: secuestros, levantones, extorsiones, asaltos, robos, y ahora el asesinato de ooootro periodista en Acayucan.

Por eso y otras tantas cosas más, Ricardo Anaya está apanicado. Teme que Yunes Linares se lo lleve entre las patas. ¿Cómo es posible que en una actitud monárquica el gobernador pretenda imponer a su vástago como candidato a la primera magistratura de la entidad?, parece preguntarse el “chico maravilla”.

Si el gobernador estuviera realizando una estupenda gestión, chance y se justificara que perpetúe su dinastía en el poder. Pero con un estado convulsionado, hasta parece chiste de mal gusto las ideas sucesorias del mandatario veracruzano.

Miyuli habría argumentado a Anaya que tendría el control de poco más de 150 alcaldes, no sólo de PAN-PRD, sino también de otras siglas y hasta “independientes”. Que poseería gran ascendencia sobre el Congreso Local, de la Fiscalía, del OPLE, del Poder Judicial, etc… etc…

Pero Anaya sigue preocupado, angustiado. Ve un lopezobradorismo que crece como la espuma en el estado de Veracruz y a un PRI que no se ha dado por muerto.

Anaya sabe que no basta el voto comprado, cooptado, por alcaldes panistas-perredistas y de otros colores. Sabe que el pueblo tiene hambre, pero que en las urnas puede sufragar a conciencia por un cambio real en el estado y la Nación.

Anaya no ha dado el sí para que el chamaco Yunes sea nominado como candidato a gobernador. Como que algo no le cuadra. Ricardo trae a Veracruz atravesado en la cabeza… todo el tiempo. Miguel Ángel no le suma. Le resta, divide, fractura, y en una de esas, hasta le echa a perder todo, hasta la Presidencia de la República.