El récord atribuido al expresidente Felipe Calderón, cuya gestión al frente del ejecutivo federal terminó con una lista de más de cien mil muertos y desaparecidos, ha sido superado ahora que está por cerrar la administración del Presidente Peña Nieto; y el año más violento desde el 2006 a la fecha, resulta ser el 2017 que está por concluir, con 23 mil 101 carpetas de investigación por homicidios dolosos. Desde el norte, centro y sur del país, no existe ninguna entidad federativa que garantice la vida y la integridad física de sus habitantes o de quienes por negocios, trabajo o turismo, tienen necesidad de transportarse en vehículos particulares o en transportes públicos; puesto que los asaltos están a la orden del día y un movimiento en falso de resistencia trae como consecuencia la muerte del que menos se lo esperaba.
Hace ya 11 años la violencia en nuestro país se incrementó, producto de la guerra del narcotráfico, de la división de territorios por parte de los cárteles de la droga y del crimen organizado; lo más alarmante es observar que nuestro país se encuentra inmóvil ante el gran fracaso de la estrategia de seguridad, siendo éste (2017) el peor año de la historia reciente en materia de seguridad, las estrategias planeadas por el gobierno han resultado un fracaso ya que lo único que observa la ciudadanía es el incremento en las ejecuciones, secuestros, robo con violencia, extorsiones, homicidios, corrupción, consumo de droga, solo por citar algunas. Lo esperado por los mexicanos sería ver renuncias de funcionarios públicos, cambios de estrategias, programas “efectivos” de combate a la corrupción, pero tristemente nadie asume su responsabilidad y siendo 2018 el último año del gobierno peñista, sería ingenuo pensar que las cosas cambiarán y que la inseguridad en nuestro país disminuirá.
Por otra parte, la guerra sucia entre partidos, frentes “democráticos” y engañosas Alianzas entre partidos antagónicos, y entre los propios aspirantes presidenciales, está a la orden del día, ya que en los últimas campañas electorales ha sido un instrumento del marketing político, teniendo un éxito rotundo, ya que la usan para desprestigias, debilitar y vulnerar al contrincante político, sacándole sus trapitos sucios al sol, ventilando absolutamente “todo” del candidato, ya que nuestra sociedad se deja influenciar más fácilmente por rumores, descalificaciones de verdades o mentiras pero con tintes morbosos, que por la plataforma política del candidato y se espera que esta guerra se intensifique a medida en que se acerca el día de la jornada electoral, puesto que quién pierda, tendrá que hacer lo que en dos periodos ha hecho el tabasqueño Andrés Manuel López Obrador, quién en ésta contienda resulta ser su tercera competencia electoral y por lo que hasta ahora se ve, le quedará cuerda para otra cuarta y hasta quinta participación en la lucha política presidencial.
La sospechosa alianza del PES, hasta donde se sabe propiedad del Secretario de Gobernación Miguel Ángel Osorio Chong, con el partido MORENA, ha sembrado la jiribilla para adivinar si se trata de un caballo de Troya, que a la mitad de la campaña buscará fragmentar los intereses del partido y con ello fracturar las aspiraciones del Peje; o si el berrinche de Chong por no haber sido el elegido, lo hizo adoptar esa actitud revanchista para fortalecer al principal enemigo del candidato del PRI José Antonio Meade Kuribreña; ésta es la versión más sonada, ya que de ésta forma Osorio Chong le deja claro a la cúpula priista que no estuvo ni está de acuerdo en apoyar a Meade, por más que se sienten en cualquier restaurante público y se tomen una “selfie”; cuidado con la estrategia de Osorio, ya que podría llegar a suceder lo mismo que en junio de 2016, cuando a pesar de los optimistas reportes del CISEN a los Pinos, el PRI sufrió una debacle que en “apariencia Bucareli no detectó”.
Por otra parte, los ajustes de cuentas y apretones de tuercas mediante la intervención de los tradicionales instrumentos polijudiciales, ya se observan entre la clase política, para aquietar a los “santones de la política”, que llevan muchos años pegados a las ubres presupuestales y que como cualquiera hoy en día, brincan de un partido a otro según su conveniencia, negándose a vivir fuera del presupuesto público y lejos del Poder; chapulines faltos de ideología a los que solo les interesa mantenerse en el poder, personas sin escrúpulos, capaces de abandonar a la ciudadanía, quienes confiando en ellos les otorgó su voto. De esta manera alguien que alguna vez dijo pertenecer a la derecha, de un día para otro se convierte en férreo defensor de la izquierda o viceversa; todo esto siendo objeto de una burla a la sociedad, quien cada vez confía menos en sus representantes y en la clase política en general.
Por lo pronto veamos en que termina el affaire orquestado (al parecer) por el Gobernador Javier Corral de Chihuahua; por el que se detuvo al Secretario “Adjunto” del CEN del PRI, POR SUPUESTOS DESVÍOS DE RECURSOS PÚBLICOS A CAMPAÑAS POLÍTICAS, en tiempos en que la presidencia del tricolor estaba a cargo de Manlio Fabio Beltrones, miembro distinguido de la vieja guardia del revolucionario institucional.





