Es increíble la manera como el fiscal general del estado, Jorge Winckler Ortiz, pone en ridículo a las instituciones del estado de Veracruz.
Su reciente disputa en redes sociales con la presidenta de la asociación “Alto al secuestro”, Isabel Miranda de Wallace, lo pinta de cuerpo completo como lo que es, y que la propia activista definió diáfanamente con una sola palabra: patán.
Como no saben cómo quitarse la exhibición del fracaso que ha resultado este gobierno luego de que Miranda de Wallace diera a conocer que los secuestros en Veracruz aumentaron casi 500 por ciento en el primer año de gobierno de Miguel Ángel Yunes, en comparación con el primer año de Javier Duarte, Winckler recurrió al insulto y a la descalificación, acusando a la activista de “lucrar”.
Y para que no quede duda de quién es su titiritero, “Fisculín II” recurrió a la misma sobada justificación que gusta utilizar su patrón, Miyuli: si me critican, es porque son “amigos” de Duarte y de Fidel.
De verdad, qué vergüenza para Veracruz tener como fiscal a alguien tan vulgar y limitado como Winckler. Ya ni a “Fisculín” llega. Nomás le alcanza para ser “fisculito”.