Las queridas y recomendadas ¡listas!
Mal hace el PRI en guiñarles el ojo.
Por años el Revolucionario Institucional acostumbró imponer a las amantes, amigas, comadres, hijas de caciques y cuanta fauna política –de preferencia de buenos bigotes- se acercaba al mundo de la política.
Siempre hubo un espacio, obligado, para ellas.
El PRI encontró incluso, una figura denominada “cuota de género” para justificar su presencia, digamos para esconder o tener un pretexto para imponer a las preferidas de los poderosos.
Así, por años, décadas, casi un siglo, el partido aplanadora dejó en la fila, muy atrás a millones de mujeres preparadas y con acendrada convicción que erróneamente –para el PRI- escogieron el camino de la vocación de servicio en lugar de la vocación por el cuerpo.
En Veracruz casi siempre se guardó la forma.
Sin embargo, en los últimos dos sexenios –del 2004 al 2016- el tema de la participación de la mujer en la política se volvió aberrante, simplemente se prostituyó. La combinación de la mujer y el dinero con el poder político se convirtió en el escenario de inmoralidad, el descaro.
“A las mujer dale respeto”, dice una máxima.
Pero eso a Fidel y a Javier les valió madre. Mujer que les gustaba y quería entrarle con esas reglas de juego, le atoró envileciendo el papel de la fémina que en Veracruz es mayoría.
Las últimas cifras del INEGI arrojan que en Veracruz el 52% de los 7.4 millones de habitantes son del sexo femenino y en Xalapa –por citar un ejemplo de los 212 municipios- el 58% son mujeres, es decir casi 800 mil.
Así, regresando al punto, la aparición en el juego de poder femenino, toma carta de naturalización a través de las legendarias “Reinis” que se llenaron hasta el hartazgo de poder, mansiones, negocios y abultadas cuentas bancarias; notarías, secretarias, subsecretarias, áreas de dinero como “Espacios Educativos”, el DIF y las áreas de contratación y compra de productos y servicios y mil bisnes más. Les alcanzó además para diputaciones, presidencias municipales y cargos para esposos, hijas, hermanos y el resto de la familia.
Todo un negocio.
Ya para el arranque del gobierno de Javier Duarte, la Secretaría de Gobierno heredaba una nómina de 60 damas, todas asesoras, que formaron por años la lista de las mujeres empoderadas.
Y en ese inter y de cara al negocio, emergen otras hermosas mujeres al amparo del gobierno municipal de Elizabeth Morales, autodenominadas las “Barbies”.
Todas flotaban. A ninguna le sobraba un gramo de grasa. Sus lavandas y aromas que despedían te llevaban al precipicio. Mmm… unas auténticas Ninfas.
Todas esas Barbies pues, hicieron palidecer al mundo masculino de la política, a elevar la libido de los ganadores a 180 grados, a perder el sentido del servicio público para el cual fueron electos.
Las hermosas señoras simplemente tomaron posesión de una parte del quehacer político y de la administración pública. También de algunas diputaciones locales, cargos de primer nivel con sueldos altísimos, mientras que otras le apostaron por las presidencias municipales y las menos solo hicieron dinero, pero ¡Que dinero!.. ¡El puro varo, hermano!
Con el nuevo gobierno, el de Miguel Angel Yunes Linares, todo eso se acabó. Se regresó al orden y el equilibrio institucional. Se cumplió con la cuota de género ya no obligada y la administración de buen gobierno se sujetó al talento de la persona, estudios y experiencia, la experiencia de la buena, la del servicio a la sociedad.
Hoy, sin embargo, al calor de las campañas y en el marco de la apertura de nuevas opciones de poder y al quedar en juego diputaciones, locales y federales, las senadurías y la gubernatura, las “Reinis” y “Barbies”, ya remasterizadas, replanchadas y estiradas al máximo, se declaran listas para regresar al juego de la democracia.
Total, dice el dicho, que todo cabe en una cama sabiéndola acomodar o todo cabe en un “jarrito” sabiéndolo acomodar (no sé cómo se dice).
Los tiempos, sin embargo, son diferentes.
En una elección de tercios en donde la victoria la hace una diferencia de 1 a 3 puntos porcentuales (cada punto son 50 mil votos), los tres candidatos Pepe Yunes, Cuitláhuac García y Miguel Angel Yunes Márquez, deberán irse con mucho cuidado en la selección de sus candidatos a puestos de elección popular.
Particularmente el PRI que empezó a abrir las puertas a mujeres que representan a una generación que los veracruzanos ya no quieren y necesitan olvidar.
Es acaso el momento de apostar por la verdadera mujer veracruzana, la que sabe de las angustias familiares, sus necesidades; la que en materia política ha trabajado a ras de piso; la vive en las más apartadas colonias, pueblos y congregaciones. A las que les falta todo y carecen de lo indispensable para la supervivencia.
Si el PRI quiere ganar la simpatía del 52% de las veracruzanas debe hacer públicas ofertas que vayan más allá de las “Reinis” y las “Barbies”. Solo así podrá competir con posibilidades reales de ganar, más ahora que Morena se ve invencible y que empezó a repuntar Miguel Angel Yunes Márquez.
El de la política electoral es, en efecto, un juego, pero no un recreo. Lo que está en juego es Veracruz por encima de “Reinis” y “Barbies”.
Tiempo al tiempo.
*Premio Nacional de Periodismo