Pronto, muy pronto, habrá una cortina de humo, una caja china, de esas que acostumbra el Gobernador Yunes para ocultar o distraer a la opinión pública.
En Palacio de Gobierno les urge detener a un ex funcionario, reciclar un escándalo duartista o enviar al Congreso local una polémica iniciativa que cimbre o conmocione hasta a la Iglesia. Urge cualquier cosa, pero menos atender en serio los problemas de seguridad.
O mínimo, recurrir a la vieja estrategia de criminalizar a las víctimas. En una de esas, hasta inventan al rato que el joven músico acribillado escondía cosas raras o peligrosas en sus estuches en los que portaba sus instrumentos musicales.
Serían capaces de todo con tal de evitar que el Príncipe Azul se siga desplomando en las encuestas.
