Quién sabe cómo haya que interpretar la jugada de la defensa del ex gobernador Javier Duarte de Ochoa, que obtuvo del juez una prórroga de seis meses para reunir y presentar pruebas a favor y en contra.
Resulta extraño que la defensa hubiese pedido extender la investigación un semestre más, pues la lógica indica que los abogados lo que buscan es la libertad de sus clientes lo antes posible. A menos que el cálculo sea político y no legal.
Dentro de seis meses, habrán pasado ya las elecciones presidenciales y de gobernador de Veracruz. Y fuera cual fuere la decisión que tome el juez, ya no podría afectar el resultado electoral.
Y si tomamos en cuenta que en la audiencia de este miércoles le fue muy mal a los fiscales de la PGR, a quienes el juez les negó su petición de judicializar los informes de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores en los que se basan en buena medida todo el caso contra Duarte de Ochoa, el resultado puede llegar a ser una verdadera bomba.





