Por fin terminan las precampañas este domingo. Francamente estamos hartos de tanto spot sin sentido, coherencia e identificación con el electorado.
Entre mesiánicos, ukeleles y aburridos, las precampañas presidenciales no pasan de ser anécdotas y no cumplieron el objetivo de posicionar a los aspirantes.
Todo queda igual, sin movimiento destacado en los niveles de conocimiento y eso se debe a estrategias no malas, pésimas de quienes asesoran a los suspirantes.
Vendrá este tiempo que nadie entiende para qué sirve, el llamado intracampaña.
Mes y medio en donde bendito sea Dios ya no los veremos, ni los escucharemos. Nadie entiende la lógica de este mandato de la ley electoral, pero sin duda que le sirve a quienes van abajo en l percepción ciudadana para rehacer sus estrategias para la campaña.
En Veracruz les urge recomponer el camino. Mientras Cuitláhuac está tirado a la hamaca, Miguel Ángel y Pepe recorren el estado reuniéndose con su militancia, tratando de animarlos para la contienda.
Sin embargo hoy como nunca, las traiciones de un lado y del otro campean, se cuentan por decenas.
Caciques políticos que ya no se mueven por ideales, ahora de manera descarada lo hacen por conservar el poder, al precio que sea.
Difícil la tendrán quienes aspiran a gobernarnos. En la calle, los de a pie, no saben por quién votarán, por qué ninguno los mueve, ninguno se identifica plenamente con sus necesidades, ninguno les dice lo que quieren oír.
En este tiempo de silencio impuesto, más valdría que puedan replantear sus estrategias, que contraten a asesores especializados, pero de a deveras, no los que venden espejitos y cobran millones por un marketing político que no es real, viable, apegado a la identidad veracruzana.
Tienen que bajarse de las camionetas y escuchar, de otra manera, el abstencionismo será quien gane esta elección.
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