El legado histórico de Francisco Primo de Verdad y Ramos, no se puede entender sin el conocimiento su memoria póstuma. Destronados los Reyes de España por el Emperador Napoleón Bonaparte, la aspiración desde el Ayuntamiento Metropolitano de la Nueva España, liderado por Primo de Verdad, se fijó la meta de alcanzar un gobierno patriótico y justiciero basado en la Libertad del Pueblo y fundado en el Poder Individual de cada ciudadano, dispuesto a despojarse de su soberanía personal, para constituir el Poder Soberano del Estado Mexicano.
Esa es la raíz de donde nace y se fundamenta el concepto de Soberanía Nacional establecido en el artículo 39, Título Segundo, Capítulo I, de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, que a la letra dice: “” art. 39.- La Soberanía Nacional reside esencial y originalmente en el pueblo. Todo poder público dimana del pueblo y se instituye para beneficio de éste. El pueblo tiene en todo tiempo el inalienable derecho de alterar o modificar la forma de su gobierno.””
De donde se colige que el Municipio Mexicano es una Institución que cuenta, en el ámbito de su conformación y competencia, con la “Soberanía” que le corresponde, como Orden de Gobierno, reconocido así en el artículo 115 de la Carta Magna.
¿Qué diferencia hay en México, entre la conformación de la República; de una Entidad Federativa; y un Municipio? La respuesta se da con los elementos inherentes a la formación de esas tres instituciones públicas, que consisten en: Población, Territorio, Gobierno, Poder Público e Instituciones Jurídicas. En esos tres órdenes de gobierno se cumplen los requisitos mencionados.
Y para que el pueblo soberano, en ejercicio de su voluntad democrática elija al Presidente de la República; al Gobernador de su Estado; o al Presidente Municipal del lugar de su residencia; se necesita en la elección correspondiente, que el ciudadano, con su credencial de elector, acuda el día de la jornada electoral a la casilla, y emita su voto, en favor del candidato que considere digno de recibir el mandato popular.
De ahí que el Mandante (el pueblo), le dé a la autoridad la confianza de convertirse en Mandatario, cuya obligación en un gobierno democrático, es obedecer al pueblo en la búsqueda y ejecución de las acciones gubernativas encaminadas a lograr el bien público temporal.
Los veracruzanos seguimos confiando en que los Ayuntamientos de los 212 municipios, ejerzan su Soberanía para favorecer al pueblo.