El descarrilamiento del candidato Ricardo Anaya Cortes y su equipo de campaña, es un hecho, y ha sucedido aun antes de que se inicien formalmente las campañas presidenciales; no soportó el panista Anaya, que le publicitaran y le echaran en cara, los negocios inmobiliarios que siempre negó, a sabiendas de que con pruebas documentales públicas, tarde o temprano, todo el aparato del CISEN, junto con la PGR y los encargados del espionaje oficial, lo pondrían al descubierto.
Al haber asistido el pasado domingo a las oficinas de la PGR, Ricardo Anaya cayó en su propia trampa, ya qué tal vez había considerado que sólo encontraría personal en la Oficialía de Partes, hasta donde llegó para montar un show mediático, acompañado de los presidentes del PAN, PRD y MC; del Jefe Diego Fernández de Ceballos, Santiago Creel y otros corifeos que andan a la caza de Senadurías y Diputaciones plurinominales.
Cuando un funcionario de la PGR aparece en la escena e invita a Ricardo Anaya a ratificar el contenido y firma de su escrito, Anaya responde negativamente y al retirarse el funcionario, se lleva una mentada de madre que primero se atribuyó al candidato y que luego ante las críticas recibidas por el majadero candidato, se lanza al ruedo el siempre oportuno abogado del diablo Diego Fernández de Ceballos.
El colmo de los colmos, resulta ser el acomedido y ventajista Dante Alfonso Delgado Rannauro, líder nacional del Movimiento Ciudadano y futuro Senador plurinominal del Frente que apoya la candidatura de Anaya; pues sobrevalorándose Dante, anuncia el “rompimiento con Peña Nieto”, sin precisar, si es personal o en nombre de su partido MC, atribuyéndose el ex gobernador de Veracruz, la misma estatura política que la del Presidente de la República. Vaya postura del irreverente ex-convergente.
Por lo que se ve, se analiza y se juzga, aunque el Jefe Diego y Dante Delgado digan lo contrario, lo cierto es que Ricardo Anaya Cortes, ya cayó del ánimo del electorado, puesto que nadie votaría por un candidato mentiroso, fraudulento y enriquecido con los famosos “moches” y evadiendo el pago de impuestos en operaciones inmobiliarias llenas de opacidad.
En política para tener la lengua larga, como don Ricardo Anaya, hay que tener la cola corta, cuidando imagen pública y trayectoria; a los políticos se les olvida que el pueblo tiene Memoria y Archivo; y que del cielo a la tierra no hay nada oculto.