Mal augurio anticipar la fiesta de los chairos por un triunfo inexistente

En cuatro semanas, comenzarán las campañas políticas del proceso electoral federal, cuyo propósito principal resulta ser la elección del próximo Presidente de México. En la etapa de precampaña y en lo que va del tiempo que el INE programó para la reflexión y evaluación del impacto de los candidatos en los electores y de las estrategias que los partidos políticos han utilizado, algunas para repetirse y otras para corregirse, de todo lo sucedido, puede concluirse que poco cambiarán actores y estrategias para la guerra electoral; y que si no sucede algo trascendente, la primacía de Morena continuará y la disputa de los demás, será por el segundo lugar.
Algunos analistas políticos que han evaluado el “proyecto” político de AMLO, ya argumentan que de llegar a la Presidencia en este tercer intento, el conjunto de ocurrencias que ha expresado hasta hoy, no servirán para gobernar este país y mucho menos para cumplir su promesa de cambios estructurales que permitan reivindicar a los explotados, sacrificando o limitando las utilidades de los empresarios multimillonarios, que cada día aumentan sus fortunas, en la misma proporción que aumenta el número de migrantes mexicanos hacia los Estados Unidos y el número de marginados sociales, que se quedan a seguir padeciendo la falta de empleo y la carencia de sus necesidades básicas.
Los chairos agrupados en el primer círculo de AMLO, son los más escépticos sobre el cambio radical prometido por el lider de Morena y difundido por los chairos que forman la estructura electoral del tabasqueño, a quienes en público y en privado, López Obrador les ha insistido en cerrar filas para evitar el fraude electoral que le quitaría el triunfo, según él, como ya le sucedió en las elecciones de 2006 y 2012.
La deserción de personajes que agotaron su permanencia en el PRI, en el PAN y en el PRD, dicen los bien informados, que continuará para incrementar las filas de Morena; pero con todo el cascajo de políticos, intelectuales y empresarios que ha recogido AMLO para su causa, en vez de fortalecer su lucha electoral, la debilita de manera progresiva frente al electorado consiente e informado. Echar las campanas al vuelo antes de comenzar formalmente las campañas, significa ilusionarse por un deseo que no se ha cumplido y que podría revertirse en un nuevo fracaso, como los dos anteriores en los que fue derrotado el chairo mayor, por los blanquiazules y por los tricolores.