Urgido por echarle la culpa a alguien del absoluto fiasco que han resultado los Tiburones Rojos del Veracruz, que están a un paso de descender a la división inferior del balompié profesional, el diputado Fidel Kuri Grajales alega que lo “boicotean” desde palacio de gobierno.
“El gobernador con sus cosas de que no le gusta el deporte, aunque lo vean corriendo en el bulevar, está persiguiendo a jugadores, está persiguiéndome a mí, desde que llegó me ha perseguido, y siete jugadores de los mejores que tengo les abrieron auditorias por parte de Finanzas del gobierno del estado”, dijo el ex candidato perdedor a la alcaldía de Veracruz.
Lo que no dice Kuri es que siempre ha manejado a la franquicia de los escualos con fines políticos y desde las vísceras, y que la actual situación es resultado de los malos resultados de varios torneos.
Tan le importa un cacahuate lo deportivo, que está dispuesto a comprar la permanencia del club en primera división, previo pago de un generoso “moche” de 120 millones de pesos a la Federación Mexicana de Futbol, otra auténtica cueva de ladrones.
Que ni se ponga a chillar. No le queda.
