El ambiente político nacional se ha cubierto con una niebla que no permite ver a los mexicanos con claridad por quien votar, para otorgarle el triunfo al menos malo de los cuatro aspirantes presidenciales.
Que nadie se deje llevar por el hartazgo de la putrefacción política de los gobiernos emanados del nuevo PRI, del Neopanismo y del trasnochado PRD; todos ellos embarrados y algunos ahogados en el saqueo y robo descarado de los recursos públicos que nunca se aplicaron para la justicia social encaminada a resarcir a los 54 millones de marginados sociales, que cada día están más pobres.
La historia política enseña que la quietud de un pueblo, depende del acceso de todos a la alimentación, a la salud, a la educación y al empleo; tal como lo aseguró el PRI, hasta antes de la llegada de los ladrones del nuevo PRI y también antes de la llegada de las pandillas del PAN y el PRD, que hicieron suponer que constituían la transición democrática para acabar con la corrupción y por el contrario, las condiciones de vida de los mexicanos en general fueron de mal en peor; los pocos ricos, más ricos que nunca; y los grandes sectores empobrecidos, más miserables que nunca.
Según las encuestas, la intención de voto “si hoy fueran las elecciones” favorecería a Andrés Manuel López Obrador, quien no ha definido entre tantas ocurrencias que ha declarado, si va por la continuidad del fracasado neoliberalismo de la época del que preside la mafia del poder; o va por un gobierno populista y pragmático como el del expresidente Echeverría, quien gobernó con una gran represión y mano dura en contra de sus opositores; o si su propósito es imitar al dictador venezolano para convertirse en un neoporfirista dictador mexicano.
Quedan 80 días para la Gran Decisión de los mexicanos para elegir al Gran Tlatoani de Los Pinos y a Pepe Meade, le falta la fuerza, el dinamismo y la estrategia política de su mentor, necesaria para ganar; se requiere por tanto un empujón fuerte y vigoroso del Presidente Peña Nieto. Ya demostró el político de Atlacomulco, defendiendo la soberanía ante Donald Trump, como ganarse el respaldo de los mexicanos; y ese respaldo lo necesita Meade, para convencer a los ciudadanos decepcionados que no se atreven a seguir respaldando al PRI, que “”No todo está podrido en Dinamarca (PRI)”” y hoy lo que importa es asegurar una transición de poderes con estabilidad política y social.





