DEFINICIONES

Estamos a unos días del primer debate entre candidatos a la presidencia y al menos hasta el momento, nada parece hacer mermar la percepción, otra vez, de que López Obrador ganará.
Ni Anaya ni Meade han podido todavía colocar en la opinión pública, un tema para debatir, todos han sido del equipo de Andrés Manuel y los traen locos. Ni con todos los opinadores nacionales alineados han podido cambiar los números.
Tuvieron que recurrir al hombre más rico del país, Carlos Slim, para salir en defensa del proyecto del nuevo aeropuerto, lo cual también es mensaje claro del sector empresarial hacia el candidato de morena. Pero aferrado como es, ya les respondió que los mandó Peña o Salinas y se sostuvo con la negativa a seguir su construcción.
Este tema y el de las pensiones a los ex presidentes han dominado el debate mediático en las tres primeras semanas de campaña.
Se ha convertido en una ola de reacciones y ninguna propuesta de temas que nos beneficien a los mexicanos y mexicanas.
Así que el primer debate sin duda será fundamental para saber si el 24 por ciento de indecisos de este país se inclina por Anaya o por Meade o de plano salen vencidos desde ahora.
Es claro que la estrategia de comunicación política ha fallado, en el sentido de que no se le está entregando a los mexicanos el mensaje que desean escuchar y de seguir así, López Obrador les seguirá ganando, mientras pasan las semanas y se consolida una percepción de que nada podrá arrebatarle el triunfo de manera legítima.
Y la verdad es que la campaña de Meade no se entiende. Han pasado los primeros 21 días de la campaña y en Veracruz apenas presentaron al equipo que hará trabajos de proselitismo a favor del candidato del PRI.
Cómo pretenden revertir en el corto plazo la enorme diferencia de preferencia electoral si apenas se están acomodando.
Habrá que estar muy pendientes del debate, puede ser definitivo.