LA XALAPA DE NADIE

Xalapa, capital de Veracruz, se encuentra sumida en el caos, gracias a la falta de oficio político del presidente municipal, Hipólito Rodríguez y la batalla electoral en curso que le promueve manifestaciones, guerras en redes y hasta maratones.
La incapacidad para dialogar y consensar desde su llegada, ha provocado que Hipólito haya destapado la caja de pandora y ahora ya no sabe cómo cerrarla.
Cuando no se le rebelan los trabajadores de limpia pública, le protestan los comerciantes, pone guardias en las escaleras, cobra más caro el servicio de agua sin justificación y hasta le organizan maratones que desquician la circulación.
Es tal la falta de control, que ahora, colaboradoras del ayuntamiento decidieron ponerle cerradura con llave a baños de mujeres para su uso exclusivo, limitado los de uso público. Digo, no les vayan a salir ronchas. Al respecto han circulado fotos y videos del hecho, que tiene más encabronadas que nunca a las mujeres que trabajan o que acuden a trámites en el palacio municipal.
Y en donde ya de plano mostró su tibieza, fue en el desorganizado maratón que nadie sabe quien organizó ayer domingo y que cerró las principales avenidas de la ciudad.
Solo atinó a emitir un comunicado para avisar del evento y deslindarse diciendo que a ellos no les pidieron permiso ni los involucraron.
No pues sí, ahora resulta que cualquiera puede hacer de esta ciudad un desmadre y el ayuntamiento como el chinito: nomás milando.
Así, entre la incapacidad, la irresponsabilidad y los trucos en época electoral, Xalapa no tiene autoridad, rumbo ni plan.
Siguen aplicando la fácil: de nosotros no depende tránsito ni la policía y le echan la culpa al gobierno estatal.
Pero ni para pelearse le sale el valor, se encanija pero no se atreve a señalar con claridad quien lo fastidia y cómo.
Hipólito puede ser un buen hombre y un buen investigador, pero ha demostrado que eso no es suficiente para gobernar. Para eso se necesitan otras cualidades.
Ese es el resultado de votar con el estómago, sin tener cuidado a quien le entregamos la confianza de guiar nuestros destinos.
No importa el color ni el partido, es momento de que razonemos, dejemos el hígado y veamos con serenidad, quienes son las mejores mujeres y los mejores hombres para que nos gobiernen y legislen por nosotros.
Xalapa es lamentablemente, ejemplo de voto con enojo y esperanza y como esa misma esperanza se desvanece sin remedio a tan solo unos meses, dejándonos si se puede, peor de como estábamos.