El ejercicio de los Derechos y Obligaciones ciudadanos en elecciones, será garantizado por el Estado

Si partimos de la definición de la Política, que señala que dicha actividad es “el quehacer ordenado para lograr el bien común”; y si nos detenemos a reflexionar sobre el significado de Bien Común, podemos concluir que el fin principal de la Política se traduce en: lograr el bienestar colectivo de la población, elevando y garantizando una mejor calidad de vida. Es por ello que como aspiraciones sociales de los mexicanos, la Constitución Política , consigna como derechos fundamentales: garantizar la alimentación, la atención a la salud, la satisfacción de una vivienda y un trabajo, dignos y remunerativos, respectivamente; pero también el derecho a votar y ser votado.
Pero la Política y su ejercicio, se han desvirtuado y degradado tanto, que muchos piensan que el quehacer político se concreta a proferir dimes y diretes, sacando los trapos sucios de los contrarios; con el único propósito de desgastar y destruir las imágenes de quienes no comulgan con las ideas de los detractores. Lo grave de la Política a la mexicana en el actual proceso electoral, resulta ser, las amenazas y descalificaciones que desde el anonimato se profieren contra los “enemigos”, con el clásico acto de cobardía, que consiste en: “tirar la piedra y esconder la mano”.
Y como el ambiente político ha subido de presión, los insultos han sido sustituidos por “amenazas”; pues no conformes con proferir calumnias y difamar el honor de las personas, hoy se acostumbra amedrentar, arrinconar y atemorizar a quienes no comulgan las mismas ideas y a quienes no apoyan a los candidatos preferidos por quienes se esconden en el anonimato, para advertir que corren peligro de muerte los contrarios, y que nadie está exento de levantones, secuestros o desaparición forzada.
Resulta urgente e impostergable, poner un alto con mano firme por parte de quienes gobiernan al País, a las Entidades Federativas y a los Municipios, para que se persiga y se sancione con energía a los promotores del caos y de la intranquilidad social. De lo contrario, serán muy pocos los ciudadanos que acudan de manera voluntaria y sin temor alguno, a depositar sus votos en las urnas electorales del próximo 1º de julio.
O se aplican los artículos 35 y 36 constitucionales, o la mayoría caerá en el abstencionismo por el temor a que se cumplan las amenazas y el terrorismo cibernético que está proliferando sin control oficial alguno.