Cuando ya se veía calentando una cómoda curul en el Senado durante los próximos seis años, al líder minero Napoleón Gómez Urrutia le echaron a perder la fiesta. Y de paso, a sus nuevos protectores en Morena.
La Junta Federal de Conciliación y Arbitraje determinó, tras 13 años de litigio, que el Sindicato Minero tiene que entregar a sus agremiados los 54 millones de dólares del fideicomiso que le dieron en marzo de 2005, y que “Napito” y sus compinches se chingaron desde entonces, y por lo cual fue denunciado por los propios trabajadores.
Así que si Gómez Urrutia no se “cae con su cuerno” y repone el dinero que prácticamente les robó a los mineros, se ve difícil que regrese a México a ocupar el espacio en el Senado que “generosamente” le regaló el Peje.
Bueno, eso de que se lo “regaló”, habría que averiguarlo.