Las campañas se desarrollan sin mayor problema, y de no ser por las constantes acusaciones del líder de Morena, en contra de quienes han detentado el poder desde hace 12 años en que fue derrotado por Calderón Hinojosa; y también contra quienes desde hace 6 años forman parte del gabinete del licenciado Enrique Peña Nieto, quien derrotó abrumadoramente al tabasqueño, sin aportar ninguna novedad en esta contienda política, hoy se puede afirmar que el estilo deAMLO es el mismo, hacer de cada solución un problema.
Y con esa estrategia, el tabasqueño ha logrado posicionarse en el primer lugar de todas las encuestas que hasta hoy se conocen, muchas de las cuales resultan ser encuestas patito. Puesto que siempre se ha dicho que las encuestas son como los trajes que confeccionan los sastres, a la medida de quien las paga. Aunque la mayoría de los políticos reconocen que la única encuesta verdadera es la que arroja los resultados el día de la eleccion.
Nadie duda de la habilidad del candidato de Morena, para fijar la agenda política de la semana, pues hemos visto que apenas balbucea alguna frase López Obrador, y enseguida se le ponen de pechito Ricardo Anaya Cortés y José Antonio Meade. Y con esa estrategia demagógica y falaz, AMLO comprueba que para él, la política le sirve para buscar problemas, hacer un diagnóstico equivocado del problema y proponer soluciones fáciles plagadas de mentiras.
De corrupción está harta la sociedad y de hechos de sangre más; la nota roja aparece en todos los medios de comunicación, por lo que no se puede seguir engañando al pueblo, a base de mentiras como la respuesta que dan los aspirantes presidenciales, de que apenas asuman el cargo de presidente, y se acabarán esos males que han proliferado por todo el territorio nacional que ubican a México como el país mas corrupto y más inseguro del planeta. En política se puede engañar a una parte del pueblo por un tiempo, pero no se puede engañar a todo el pueblo, por todo el tiempo.
En los días por venir, hasta antes del primer domingo de julio, los aspirantes a la Presidencia de la República, tendrán que presentar sus planes y programas de trabajo, con los que “en el plazo perentorio de los primeros 100 días de gobierno” asuman el control político, económico, de seguridad y justicia; que garantice que verdaderamente que las cosas cambiaran en beneficio de todos los mexicanos. Ya basta de que nos den a los electores, más de lo mismo.