Decidido a apropiarse de cualquier figura, credo y postura política para llevar agua a su molino, Andrés Manuel López Obrador raya en una megalomanía que va de la mano con delirios de grandeza dignos de un psiquiatra.
En su cuenta de Twitter, el “Peje” publicó una fotografía en la que sale abrazando efusivamente a un indígena yaqui, acompañada de la siguiente frase: “En el cierre de campaña en Sonora juré cumplir todos mis compromisos. Lo hice recordando a los yaquis y a los mineros reprimidos durante el porfiriato, así como a Luis Donaldo Colosio, víctima del autoritarismo reciente”.
¿Neta? ¿A Colosio? ¿Al que iba a ser el heredero del modelo neoliberal de Carlos Salinas? Habíamos visto muchas cosas, pero querer colgarse de la figura del ex candidato presidencial del PRI si superó por mucho la mayoría de las incongruencias que acompañan al tabasqueño recientemente.
Que alguien le diga, además, que el hijo de Colosio es candidato a diputado local en Nuevo León. Pero por Movimiento Ciudadano.