Increíble lo que sucedió este martes afuera de la Plaza Américas Xalapa, cuando un niño cayó en el foso del elevador del puente peatonal, y luego fue impactado por el aparato, causándole la muerte.
Por principio de cuentas hay que cuestionar dónde están los padres o los encargados del menor, que jugaba con su hermano en una zona de alta afluencia vehicular. Ellos son los primeros que deberían responder.
Pero también se debe llamar a cuentas a los administradores y hasta a los dueños de la plaza. ¿Cómo es posible que se abriera la puerta del ascensor sin que estuviera abierta la cabina, lo que provocó que el niño cayera al foso? ¿Qué tipo de controles hay sobre ese artefacto, que usan generalmente discapacitados y adultos mayores?
Y finalmente, ¿qué tiene que decir al respecto la Dirección de Protección Civil municipal? ¿Alguna vez siquiera revisaron el funcionamiento de ese aparato?
Nada habrá que le devuelva la vida a este niño. Pero por lo menos, habría que evitar que suceda otra tragedia similar, que sucedió no por otra cosa que por negligencia.
