De verdad que ya hasta risa dan los desplantes del candidato presidencial de Morena, Andrés Manuel López Obrador, en contra de la prensa cuando ésta no se arrastra a sus pies.
Su relación con el periódico Reforma bien podría ser objeto de un estudio psiquiátrico. Cuando este rotativo publica una encuesta que lo favorece a niveles incluso absurdos, lo llena de elogios y da por sentado que la información es verídica e inobjetable.
¡Ah, pero cuidado que se trate de algo en contra suya o de Morena! Porque entonces se le acaba el “reconocimiento” y vienen las descalificaciones, los adjetivos de “prensa fifí” y “conservadora” –como si él de verdad tuviera algo de liberal-, como ocurrió esta semana con una información sobre presuntos pagos millonarios a un pasquín de nombre “Regeneración”, que no es otra cosa que un órgano de propaganda de Morena al que le habrían pagado la friolera de 58 millones de pesos.
Decíamos que da hasta risa. Pero pensándolo bien, ante la posibilidad de que este hombre pueda ser Presidente de México, lo que da es pánico.