En los sexenios de Fidel Herrera y Javier Duarte fue muy común el famoso diezmo (o en ocasiones fue el 20 o 30 por ciento de “comisión”) que los empresarios acostumbraban dar a ambos ex gobernantes.
Ello por supuesto repercutió en obras, servicios o productos de pésima calidad, pues los “inversionistas” no perdieron. Lo que daban de “mochada”, lo recuperaban al utilizar insumos chafas.
Muchos de esos “hombres de negocios” trataron de cobrar “deudas” al actual gobierno estatal, pendientes que dejó el corrupto Javier Duarte.
Ahora vemos a algunos empresarios en plantón exigiendo que se les pague.
Jesús Castañeda Nevárez, quien hizo pingües negocios en la era fidelista o duartista.
Alejandro Cossío Hernández, ex diputado local del PAN, quien seguramente habría utilizado sus relaciones en la política para vender equipo médico.
O a los nefastos hermanos Pérez de Poza Rica, a quienes Fidel Herrera les prometió ser candidatos a alcaldes o diputados locales o federales y nunca les cumplió. Pero como premio de consolación les dio harta obra pública a sus empresas constructoras.
Y así, por el estilo, hay otros tantos casos similares de personajes que habían estado acostumbrados a amasar fortunas al amparo del poder.
Son las viudas y viudos de la docena trágica que dejó al estado de Veracruz al borde de la quiebra.





