Llueven críticas a PGR por reclasificación de delito contra Javier Duarte

La reclasificación que hizo la Procuraduría General de la República (PGR) del delito de delincuencia organizada por el de asociación delictuosa en el caso del exgobernador de Veracruz, Javier Duarte de Ochoa y que se dio a conocer desde el martes 21, ha provocado en estos días severas críticas de columnistas y articulistas de medios nacionales en contra de la máxima instancia de procuración de justicia en el país.
En las secciones editoriales de los principales periódicos, tanto impresos como electrónicos no hubo piedad contra el actuar del encargado de la PGR, Alberto Elías Beltrán por el cambio de rumbo que se le dio al caso.
Por ejemplo, F. Bartolomé, en su columna “Templo Mayor” publicada el jueves 23 de agosto en el periódico Reforma coincidió con el comentario de Manuel López San Martín publicado al día siguiente en El Heraldo de México en calificar de “ridículo” el actuar de Alberto Elías Beltrán no sólo en el caso Duarte, si no en otros como el también escandaloso de la maestra Elba Esther Gordillo.
Escribió López San Martín: “La PGR de ridículo en ridículo… A Elías Beltrán se le fue Elba Esther Gordillo; embistió –en papel de porrista electoral- a Ricardo Anaya para frenar su candidatura; desaceleró en la investigación contra el exgobernador de Chihuahua César Duarte; contaminó el caso Ayotzinapa; dejó impune La Estafa Maestra; se pasmó frente a las corruptelas de Odebrecht y convirtió en intocable al exdirector de Pemex Emilio Lozoya, salpicado por el asunto. Y ahora le abrió la puerta de la cárcel al exgobernador de Veracruz Javier Duarte al reclasificar la acusación en su contra por delincuencia organizada, que lo obligaba a permanecer en prisión. Va de ridículo en ridículo. Hoy Duarte sigue en la cárcel porque un juez así lo decidió, ante el riesgo de fuga que en su caso existe, y no porque la PGR lo tenga ahí…”.

Titular de PGR tragó
sapos y no hizo gestos

Titular de PGR tragó sapos y no hizo gestos, al favorecer a Duarte tituló por su parte el autor de Templo Mayor su reflexión en Reforma: “LAS PIRUETAS que está dando el titular de la PGR para explicar por qué le abrieron la puerta de la cárcel a Javier Duarte serían de risa, si no evidenciaran que la justicia en México está para llorar. AHORA RESULTA que la Procuraduría ¡nunca tuvo pruebas! de que el ex gobernador de Veracruz incurrió en el delito de delincuencia organizada al desviar 438 millones de pesos, a través de empresas fantasma” mofa aludiendo la derrota del PRI en consecuencia de los escándalos de corrupción provocados por el actuar de Javier Duarte, quien es responsable del mayor desfalco financiero en el sector público en el gobierno. El más ambicioso y descarado en la historia moderna al menos».
Mientras tanto, José Buendía Hegewish, en Excélsior con fecha 23 de Agosto refuerza el supuesto del favor de Peña Nieto: “El tránsito entre el ajusticiamiento y la rehabilitación de personajes públicos es signo del eclipse del poder sexenal del mandatario de turno, como sucede desde el antiguo régimen. Las investigaciones contra la exlíder magisterial o el exmandatario veracruzano dan testimonio de la subordinación de la procuración de justicia a criterios políticos más que a la técnica y el profesionalismo. La reintegración del crédito legal implica, sobre todo, el goce de posesiones y bienes que nunca se justificaron”.
Asimismo, José Ureña, en su columna “Teléfono Rojo” publicada el 24 de agosto en el portal 24 Horas aborda este mismo tema: “Tu lealtad está con el Presidente”… Hay tres personajes centrales en la integración de las averiguaciones. En primer lugar aparece Felipe de Jesús Muñoz Vázquez, titular de la Subprocuraduría Especializada en Investigación de Delitos Federales, dependiente de la PGR. En segundo está Carlos Hernández Azuara, a cargo de la Unidad de Consignaciones de la misma dependencia. Y en tercero Alberto Bazbaz, ex procurador en el estado de México con Enrique Peña Nieto y ex responsable de la Unidad de Inteligencia Financiera de la SHCP hasta asumir el Cisen».

Javier Duarte, símbolo de corrupción ¿y de impunidad?

De igual manera, Luis Cárdenas, en su comentario publicado en El Universal el pasado 23 de agosto titula su reflexión: Javier Duarte, cuando ya no queda ni la vergüenza y expone: “Considere usted la diferencia entre pasar 50 años en prisión contra pasar solamente cinco. Gran diferencia ¿o no? Piense, además, que a cambio de sus cinco años en confinamiento, de sus más o menos mil 800 días vividos con algunas humildes comodidades y con todas las garantías sobre su integridad física, obtendrá usted una fortuna, pongamos, viéndonos sencillos, unos mil millones de pesos, ¿le entra? Algo así podría pasarle a Javier Duarte, al personaje más corrupto en la historia contemporánea de México en el México más corrupto de la historia contemporánea: el sistema no funciona, es una cloaca, es un hervidero de ineptitud funcional donde todo el mundo puede joder como se le pegue la gana siempre y cuando se cuente con un amigo poderoso… Y Javier Duarte, al parecer, tiene muchos y muy poderosos. El perfil de Javier Duarte de Ochoa ha dado mucho de qué hablar sin contar los múltiples memes y caricaturas que inspiró desde que estaba en el poder al frente del gobierno de Veracruz».
Julio Hernández, en su columna “Astillero” publicada en La Jornada responsabiliza directamente al presidente Enrique Peña Nieto de favorecer a quien fuera uno de los gobernadores de su partido, el extinto Revolucionario Institucional: “El cinismo extremo en el caso de Javier Duarte de Ochoa, dándole virtualmente las llaves jurídicas para que abra las puertas de la cárcel y se coloque fuera de ella, y casos como el del chihuahuense César Duarte de Ochoa, son algunas de las herencias que el peñismo deja a un gobierno, el de Andrés Manuel López Obrador, comprometido con una muy criticada amnistía política que, en los hechos, significaría la consolidación de la impunidad de quienes han saqueado a la nación y la fijación de un inadmisible punto de “borrón y cuenta nueva” a partir del primero de diciembre próximo”.
“El fuego en el que ardía el exgobernador de Veracruz, Javier Duarte, se extingue también al cierre de la administración, a pesar de que aún se investigan sus desfalcos y los de otros mandatarios estatales de Sonora, Chihuahua o Tabasco. Como versión circular del tiempo, los acontecimientos siguen la vieja regla del ocaso del poder presidencial y de la influencia para controlar procesos legales”, expone José Buendía Hegewish en Excélsior en su publicación del 23 de Agosto.

Incapacidad de la PGR

En “Arsenal”, de Francisco Garfias publicada en Excélsior refiere que ni con los privilegios que daría Peña Nieto a Duarte en el ocaso de su sexenio podría “poner un pie en la calle”: “Ante la duda, le preguntamos al procurador general de la República, Ignacio Morales Lechuga, si la reclasificación le permitiría a Duarte enfrentar su proceso en libertad. Negativo, dijo. Sus abogados tendrían que convencer al juez de bajar la pena al mínimo, lo que no se ve viable. Sólo por lavado de dinero son de cinco a diez años de cárcel. Javidú desvió recursos del erario por más de 223 millones de pesos, según la PGR” a esto se le añadiría además el proceso que de inmediato se le seguiría en Veracruz por dos delitos más, entre estos, el de desaparición forzada como lo dijo el gobernador Miguel ÁngelYunes Linares».
Y este sábado, en su columna Serpientes y escaleras que se publica en El universal, Salvador García Soto, señala: «en el partido gobernante tienen claro que la marca PRI se desgastó y que fue rechazada por la población de manera contundente; pero ese rechazo lo atribuyen a los escándalos de corrupción de este sexenio protagonizados por ex gobernadores como Javier Duarte, Roberto Borge, César Duarte, Roberto Sandoval, que saquearon las arcas públicas de sus estados con la complacencia —por no decir complicidad— de un gobierno federal que supo de las denuncias tempranas de corrupción y desorden financiero en cada una de esas entidades y no hizo nada para pararlo. Peor aún, el gobierno peñista sólo actuó en esos casos de corrupción de manera tardía y débilmente con acusaciones y extradiciones contra los corruptos amigos del presidente que hoy, como en el caso de Duarte de Ochoa, están a punto de caerse por incapacidad de la PGR y en otro, como el Duarte chihuahuense, de plano ni se han ejecutado.»

PGR es el hazmerreír en todo el país

En la columna «Los bazucazos de Ubaldo», del diario La razón, Ubaldo Díaz afirma este sábado 25: «En la semana que cierra, Elba Esther Gordillo salió después de poco más de cinco años de permanecer encarcelada o en hospitales y luego en su casa y, de una manera casi inmediata, al ex gobernador de Veracruz, Javier Duarte de Ochoa se le abre una ventana para que pueda enfrentar su proceso ni más ni menos que en libertad. Y a propósito del veracruzano una vez más la PGR hace el ridículo, el hazmereír de toda la sociedad.»
Es así como los analistas tratan de desenredar la enorme madeja de corrupción que ha estigmatizado al país en los últimos años, aunque como escribió Luis Cárdenas en su columna En la Mira de El Universal: “¿Y el presidente electo se pronunciará sobre el tema?, ¿para cuándo?”.