Eran campesinos, los quemados vivos en Acatlán; la mamá de Ricardo vio todo en Facebook Live

La Fiscalía General de Puebla informó que Alberto Flores y su sobrino, Ricardo Flores, fueron detenidos por beber en la vía pública, sin que pudiera comprobarse que fueran delincuentes. Sin embargo corrió el rumor de que se habían querido robar a un niño y nadie pudo detener a la turba enardecida que los quemó vivos este miércoles.

La tarde del 29 de agosto fueron detenidos por la Policía Municipal de Acatlán, Puebla, por ingerir bebidas alcohólicas en la vía pública, pero la población, cansada de la delincuencia y la impunidad, corrió el rumor de que eran robachicos, se organizaron, la policía les abrió la puerta de la comisaría y los entregó. Apenas unos minutos después, ambos cuerpos ardían vivos en medio de la plaza pública.

Decenas de espectadores tomaban videos y fotografías en sus celulares, mientras uno de los presentes realizó una transmisión en Facebook Live para «presumir» la justicia por su propia mano. Charo, la madre de Ricardo Flores, fue una de las más de 800 personas que vieron la transmisión, mientras les prendían fuego a su hijo y a su cuñado. Lanzó una súplica para evitarlo, pero no funcionó.

«Estaban en la hora equivocada en el momento equivocado, mi hijo es inocente. En el nombre de la virgencita se los pido, no le hagan daño a mi hijo», fue el primer comentario que se perdió rápidamente entre los cientos que llegaban.

«No sé, no sean ingratos. Él es mi hijo, no le hagan daño por favor, él no es ningún secuestrador, él es de Tianguistengo junto con su tío. Ingratos. ¿Por qué quemaron su camioneta si ellos no son secuestradores? Soy madre, siéntanse el corazón por favor, él es mi hijo no le hagan daño por favor, son de Tianguistengo», publicó la madre del ahora occiso.

En las transmisiones que circularon a través de esta red social, y que hoy ya no existen por las políticas de Facebook, se puede escuchar a varios incitando al linchamiento: «¡Maten a los perros! ¡Quémenlos vivos!».

Alberto Flores Morales, de 56 años y su sobrino Ricardo Flores Rodríguez, de 21 años, fueron detenidos en la localidad de San Vicente Boquerón, donde fueron encontrados consumiendo bebidas alcohólicas, para luego ser golpeados y trasladados a la comisaría de Acatlán, a unos 30 minutos.

Pobladores afirman que fue Adrián N, militante de Antorcha Campesina, quien comenzó a llamar al pueblo a hacer justicia por su propia mano. Al principio eran apenas 30 los congregados en la comisaría, pero pronto llegaron a más de 150; todos ahí estaban seguros de que se trataba de secuestradores de niños.

Bajo el argumento que ha movido a la población en otros linchamientos ocurridos en Puebla («los van a dejar libres»), la turba presionó a las autoridades y dos de los cinco uniformados que estaban ahí tomaron la decisión de sacarlos de la prisión y entregarlos a los pobladores.

Abrieron las puertas y en cuestión de minutos, Alberto y Ricardo fueron golpeados, tirados al suelo, pateados, hasta que alguien gritó ¡Quémenlos vivos! Los rociaron con gasolina y les prendieron fuego, incendiándolos continuamente hasta que fallecieron.

A través de un comunicado de prensa, el gobierno de Puebla ha culpado al municipio que gobierna Guillermo Martínez Rodríguez, por saltarse los protocolos de seguridad y no dar aviso a la Policía Estatal y a la Secretaría de Gobernación al momento de la trifulca.

Cinco policías municipales de Acatlán de Osorio, ubicado a tres horas de la capital, fueron detenidos. Dos de ellos por haber entregado a los dos hombres y tres por omisión.

La SSP dijo que se investigarán los horarios de lo ocurrido, porque “la autoridad municipal no informó a tiempo para activar el protocolo”. Además, el municipio no solicitó que se enviaran negociadores para establecer el diálogo con el grupo creciente de personas.

«Tampoco se informó de los hechos en tiempo y forma a la SSP y a la SGG para brindar pronto auxilio”, señalaron las dependencias en un boletín enviado por el Gobierno del Estado.