Doña Rosa, toda una vida haciendo coronas para difuntos

Las manos de Rosa María Mendoza llevan más de 60 años haciendo coronas para difuntos. Prácticamente nació en el Mercado Jáuregui, donde se crió y donde sigue vendiendo arreglos florales acompañada ahora de sus nietas.

“Ya me hice viejita aquí. Toda una vida. Aquí me criaron en un cajón en el mercado, en el que se quemó y aquí ha sido mi vida”.

Tiene 69 años y no ha perdido el gusto por su oficio: “Hago coronas de esas, artificiales y naturales…arreglos… de todo hacemos”.

En su local ubicado frente a las pollerías, aprovecha la temporada de Todos Santos para vender las coronas que se colocan en las cruces de las tumbas.

Hoy se venden de diferentes colores y de materiales como el látex, aunque en su puesto todavía hay coronas de flor enceradas a mano, como las que se hacían hace años.

“Esta flor es de la de los chinos, porque ya no las hacemos. Las que hacíamos son esas, las enceradas y pues, primero, se pone el aro, también se hace… esta flor ya la compramos hecha y así, la vamos elaborando poco a poco”

Doña Rosa, como la conocen en el mercado, cuenta que aprendió de sus padres este oficio. Entonces, con flores naturales.

“Lo aprendimos casualmente de nuestros padres. En aquellos tiempos se hacían coronas de flor natural, encerada. Mi madre las hacía. Camelias, por lo regular era la camelia la que se enceraba. Se hacían muchas coronas también de gardenia. Antes esa flor era para difuntos y ahora los muchachos las compran para regalar por el aroma que tienen”.

Muchas cosas respecto a estas coronas han cambiado desde entonces, como la adaptación de los colores, muy llamativos en su mayoría. “Antes las coronas eran enceradas y por lo regular eran blancas, rara era la persona que quería una corona con flor de color”.

A diferencia de las coronas naturales que requerían hasta cuatro meses de anticipación a esta temporada para comenzar a elaborarse, ahora inicia dos meses antes“Con estas coronas, dos meses antes y con las corona encerada que se hacía antes eran cuatro meses antes, porque había que hacer el aro, cortar la flor, hacer las flores. Todo eso era bien laborioso”.

A su puesto llegan personas de fuera de Xalapa, pues tienen buena fama. Doña Rosa, con un temple sereno y alegre aprovecha como otras vendedoras de este mercado esta temporada y da un buen trato a sus clientes para luego, seguir acomodando sus flores en sus coronas.

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